"UNA TARDE CON LA MUERTE" DE JORGE RIVERA: DESMITIFICAR EL FIN Y SONREÍR CON ÉL

De izqda. a dcha., Daniel Mateos Chatín, Jorge Rivera, Montse Peidro y Mariano García Espada en el coloquio posterior con el público el día del estreno de Una tarde con la Muerte de Jorge Rivera en la Sala Joaquín Eléjar del Colectivo Cultural Maynake de Málaga


En los últimos tiempos, hemos tenido la oportunidad de ver bastantes películas españolas que giran, en mayor o menor medida, en torno a los temas de la muerte, la pérdida y el duelo: La habitación de al lado (2024) de Pedro Almodóvar, Polvo serán (2024) de Carlos Marques-Marcet, La casa (2024) de Álex Montoya, Daniela Forever (2025) de Nacho Vigalondo y, recientemente vistas en el Festival de Málaga, Los Tortuga (2025) de Belén Funes, Lo que queda de ti (2025) de Gala Gracia y El cielo de los animales (2025) de Santi Amodeo. Teniendo en cuenta los 2-3 años que suele tardar en materializarse una producción cinematográfica convencional, podríamos afirmar que es ahora cuando nos llega la oleada de reacciones y reflexiones que empezaron a brotar desde el fin de la pandemia. Jorge Rivera, cineasta, director de documentales como Imborrable (2019), Gazpachuelo (2020) o La guerra más larga (2021), y productor de otros como Osario Norte, los últimos días de San Valentín (2023), también director teatral, que ya realizó el montaje de La musa y el lobo (obra sobre Asta Nielsen, la actriz danesa que rechazó el ofrecimiento de Hitler para convertirse en uno de los puntales de la industria cinematográfica alemana), pone ahora sobre las tablas un texto de autoría propia, Una tarde con la Muerte, y nos ofrece su personal visión sobre el tema, visión que, alejada de la gravedad, el dramatismo y la severidad, nos invita a enfrentarnos con buen humor a la cuestión del enfrentamiento con el trance definitivo y a limpiarnos de miedos y temores para volver a la vida con consciencia de su finitud y con plena fe en la necesidad de extraer de ella todo su valor y todo su potencial.


Arriba, texto de Una tarde con la Muerte publicado por Jákara Editores y ficha del día del estreno de la obra en la Sala Joaquín Eléjar del Colectivo Cultural Maynake de Málaga el día 8 de marzo de 2025


En Una tarde con la Muerte, intervienen únicamente tres intérpretes (Montse Peidro, Daniel Mateos Chatín y Mariano García Espada) y es ejecutada con un minimalismo que lleva a que la acción se desarrolle con unos pocos elementos escénicos que bastan y sobran para que el espectador se sumerja en las tres historias que componen la obra. Para conducirnos a través de las mismas, contaremos con una guía y cicerone de lo más particular: la propia Parca, que, lejos de resultar trágica y aterradora, es ocurrente, divertida y chispeante, encarnada por una maravillosa Montse Peidro que, a la vez que rompe todo tópico y convención sobre los perfiles de su personaje, logra marcar desde el principio el tono de la pieza teatral y crea la atmósfera imprescindible para que entremos en cada uno de los episodios con el ánimo perfectamente ajustado a las intenciones del autor. Posteriormente, cada fragmento se centra en un mano a mano entre unos magníficos Daniel Mateos Chatín y Mariano García Espada (con una nueva aparición de Montse Peidro en el segundo dando vida a la esposa de uno de los personajes) que van interpretando a personajes y situaciones muy diferentes con plenas desenvoltura y verosimilitud. Cada una de las situaciones marca un crescendo emocional en relación al anterior y todo llega a su culmen con el impactante desenlace del tercer fragmento que deja al espectador clavado en la butaca y se convierte en el broche final perfecto para toda la arquitectura argumental de la obra. Ese diseño de la obra equiparable a un preciso mecanismo de relojería se traslada a cada una de las historias de la obra, las cuales también saben graduar su intensidad según un escalado implacable y minucioso hasta alcanzar cada una de ellas su abrupto, seco y sorprendente clímax final.


De izqda. a dcha., José Manuel Cruz, director de La dimensión súbita, con Montse Peidro, Daniel Mateos Chatín, Mariano García Espada y Jorge Rivera y Jorge Rivera firmando ejemplares del texto de su obra teatral el 8 de marzo de 2025, día del estreno de Una tarde con la Muerte en la Sala Joaquín Eléjar del Colectivo Cultural Maynake de Málaga

 

No soy el primero que lo dice pero Una tarde con la Muerte me produjo la sensación de asistir durante algo más de una hora a tres episodios consecutivos de La hora de Alfred Hitchcock y, si continuamos con el razonamiento, la función de Montse Peidro sería similar a la que cumplía el "mago del suspense" en su serie: la de envolver con una pátina de humor (que tendía a ser negro) los temas complejos, retorcidos y llenos de enjundia (relacionados habitualmente con los recovecos y dobles caras de la condición humana) que el director británico siempre abordaba en sus producciones. Dando un paso más en nuestro razonamiento, Hitchcock sabía perfectamente que, para el público, contemplar tramas criminales en la gran pantalla cumplían una función de exorcismo de miedos, temores, obsesiones y aprensiones: los espectadores se sienten atraídos por lo criminal y lo terrorífico porque, más allá de la pura atracción morbosa (que también existe), el contemplar estas realidades escabrosas en imágenes ficticias crea la ilusión de que quedan enclaustradas en un espacio del que no pueden escapar. Algo parecido ocurre con la obra teatral de Jorge Rivera: en vez de eludir el tema de la muerte, el abordarlo, aunque con un punto de causticidad inevitable, de manera irónica y divertida, nos permite contemplar la vida desde una perspectiva diferente, sin ocultar una parte esencial de la misma, y, con ello, podemos aprehender el genuino y auténtico valor del bien más valioso que poseemos. Es decir, que todo aquello relacionado con la muerte y lo criminal, aparte de su función artística, también viene a cumplir algo así como una función terapéutica que nos libera de espectros y fantasmas.


 

En el prólogo al texto de Una tarde con la Muerte, publicado por Jákara Editores, Jorge Rivera afirma que su "objetivo como creador o artista es entretener y, casi sin que se entere, remover algo en su interior. Del público me interesan más sus tripas que su intelecto, más allá de los traumas o pretensiones intelectuales o filosóficas que yo pueda tener. El público viene (como decían Lope de Vega y Brecht entre otros) a entretenerse, y eso es lo mínimo que le debo a quien paga para ver una obra mía. No es culpa de que yo haya salido raro". Una tarde con la Muerte logra el  primer objetivo que el autor se propone y, por lo que he explicado, el de remover sus tripas lo consigue igualmente con, como hemos dicho, sus implícitas funciones exorcizadora y terapéutica. Tras asistir a la representación, podemos contemplar la realidad con otra mirada, como si hubiéramos espantado los malos espíritus y las malas sombras. Una tarde con la Muerte se representó el 8 y el 9 de marzo de 2025 en Málaga, en la Sala Joaquín Eléjar del Colectivo Cultural Maynake y se volverá a representar en Madrid, en La Casa de Rovodorovsky Teatro, a las 20.00 horas, y en Valladolid, el próximo sábado 29 de marzo, en la Sala Al Norte a la Izquierda a las 20.30 horas. Estoy seguro de que en todas ocasiones el público disfrutará y saldrá de la función reanimado y reactivado al ver tratado de forma imaginativa y ocurrente uno de los temas más escabrosos que existen. Si una obra divierte y hace reflexionar en profundidad, ¿acaso se le puede pedir algo más? Vayan a ver Una tarde con la Muerte y comprobarán que salen completamente satisfechos de su representación, de que se trata de teatro con esa vocación catártica que el teatro de verdad siempre ha tenido. Y, frente a lo que él dice, sí, Jorge Rivera es un autor teatral con todas las de la ley y esperamos que nos dé más obras de teatro como esta en el futuro inmediato.


De izqda. a dcha., Daniel Mateos Chatín, Jorge Rivera, Montse Peidro, Mariano García Espada y Laura Siz (regidora de la función), el día del estreno de Una tarde con la Muerte en la Sala Joaquín Eléjar del Colectivo Cultural Maynake de Málaga (Foto: Daniel García)




Comentarios