CINE-CLUB: "EL ÍDOLO DE BARRO" (1949) DE MARK ROBSON. RETRATO "AVANT LA LETTRE" DE UNA MASCULINIDAD TÓXICA

 


Si en nuestra anterior entrada habíamos hablado de una trilogía cinematográfica absolutamente realista y hasta naturalista como es la de "Caseros e inquilinas" de Fernando Merinero, hoy nos vamos a acercar a otro tipo de realismo que tiene unas raíces claramente diferenciadas. Porque es muy difícil no emparentar películas como las de Merinero con la estética del neorrealismo italiano de posguerra y con muchos de sus modos y maneras. Pero el film que hoy traemos, El ídolo de barro (1949) de Mark Robson, conecta más bien con el cine social realizado en Alemania en la época de la República de Weimar, con títulos como Los marginados (1925) y Los ilegítimos (1926) de Gerhard Lamprecht, La tragedia de una prostituta (1927) de Bruno Rahn, Berlín, sinfonía de una gran ciudad (1927) de Walter Ruttmann, Los tejedores (1927) de Friedrich Zelnik, Ataque (1928) de Erno Metzner, En la frontera del mundo (1927) de Karl Grune, Así es la vida (1929) de Carl Junghans, Hombres en domingo (1929) de Robert Siodmak y Edgar G. Ulmer, El viaje de la madre Krause hacia la felicidad (1929) y Berlin, Alexanderplatz (1931) de Phil Jutzi, Vientres helados o a quién pertenece el mundo (1932) de Slatan Th. Dudow, El contable Krenke (1930) de Marie Harder y Hombres en Alemania, 1932 (1932) de Wilfried Basse, sin olvidarnos de un título como M, el vampiro de Düsseldorf (1931) de Fritz Lang, el cual ya enlazamos en su día, que, en el desarrollo de su metraje, tiene muchos elementos de intenso realismo. La presencia del director de fotografía Franz Planer, nacido en el imperio austro-húngaro en 1894, en Karlovy Vary, actual territorio de la República Checa, y que tuvo una amplia trayectoria en el cine alemán hasta 1937, año en que, debido a sus orígenes judíos, decide marcharse a Estados Unidos. La textura visual de El ídolo de barro es claramente tributaria del cine expresionista germano.


Arriba, una imagen de El ídolo de barro (1949) de Mark Robson


El ídolo de barro fue el primer gran éxito de Mark Robson, un director que, aunque no figura en el olimpo del Hollywood clásico, es un cineasta más que apreciable, con títulos, aparte del que hoy enlazamos, como Los puentes de Toko-Ri (1954), Más dura será la caída (1956), Vidas borrascosas (1957), Desde la terraza (1960), Nueve horas de terror (1963), El premio (1963), El coronel von Ryan (1965), El valle de las muñecas (1967) o Terremoto (1974), un realizador que siempre buscaba abordar temas controvertidos y muy agudos desde el punto de vista social. Si resumimos el argumento de El ídolo de barro, puede parecer que contiene todos los clichés de la clásica película de boxeo, con la historia de un púgil para escapar de la pobreza y su proceso posterior de ascenso y caída. No obstante, el magnifico guion de Carl Foreman y las soberbias interpretaciones de Kirk Douglas, Arthur Kennedy, Ruth Roman y Paul Stewart logran trazar un certero, lúcido y estremecedor retrato de una masculinidad tóxica, retrato que se adelantó en muchísimos años al propio nacimiento de dicho concepto. En el siguiente vídeo, podrán ver y escuchar más información sobre esta estupenda película:



Y, en el siguiente vídeo, pueden ver la película completa, en versión original con subtítulos en español:

 




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