"LAS PALABRAS DEL DESCONOCIDO", NUEVA NOVELA DE JOSÉ MANUEL CRUZ

35º FANCINE 2025 (6): "BUZZHEART", "EGGHEAD REPUBLIC" Y "WHAT MARIELLE KNOWS"


En la sexta jornada de la 35ª edición del FANCINE de Málaga, hemos visto dos títulos de la Sección Informativa, la película griega Buzzheart (2024) de Dennis Iliadis y la sueca Egghead Republic (2025) de Pella Kågerman y Hugo Lilja, y completamos la Sección a Concurso con What Marielle Knows (2025) de Frédéric Hambalek.


Buzzheart (2024) de Dennis Iliadis

Hay tal cantidad de oferta audiovisual en los tiempos actuales que hasta en un certamen de cine fantástico y de terror tenemos la oportunidad de ver una producción proveniente de Grecia, algo que hace solo unos años hubiera sido impensable. Buzzheart de Dennis Iliadis vendría a ser en sus intenciones iniciales un cruce nada disimulado entre el cine lindante con lo cruel y lo absurdo de Yorgos Lanthimos (algo nada extraño tratándose de una película griega) y las situaciones claustrofóbicas y angustiosas de un Stephen King. El resultado final, no obstante, queda muy lejos de sus ambiciones de partida. La historia de la chica que lleva a su novio a su casa para que lo conozcan sus padres y la combinación de esta situación con los experimentos conductistas con animales de los años 60 y 70 no está ni bien ni bien resuelta y deja sin explotar los lados más oscuros y siniestros que la trama argumental ofrece. Aunque el planteamiento inicial es sutil y sugerente, la película tarda en romper y, cuando lo hace, deja demasiados cabos sueltos y muchos aspectos tratados solo a medias como para que el espectador quede satisfecho cuando la película llega a su final. Una película que hubiera podido ser más satisfactoria de haber trabajado con más acierto las potentes ideas que, sin duda, sirvieron de inspiración a sus artífices.

 

 

Egghead Republic (2025) de Pella Kågerman y Hugo Lilja


Sin duda alguna, estamos ante una de las películas más desconcertantes del festival y la que presenta uno de los puntos de giro más abruptos y radicales de todas las que se han proyectado en estos días. Y es que esta película sueca, antes de su visionado, requeriría de una cierta información previa para que el espectador pueda ponerla en su adecuado contexto porque, de disponer de la misma, su percepción sobre el film podría cambiar sustancialmente. Tal como el espectador ve la película sin conocer ningún antecedente, Egghead Republic nos presentaría una realidad histórica alternativa en un 2004 muy distinto al que conocemos. La Guerra Fría no ha terminado y, en su momento, hubo un enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética en el que los norteamericanos terminaron derribando una bomba nuclear de sus adversarios sobre Kazastán, provocando una gran explosión y la formación de un enorme desierto. Sobre el mismo, existe toda una rumorología y un conjunto de leyendas en las que todo tipo de seres mutantes habitarían el lugar. Hasta allí va la delegación de una revista contestataria y controvertida, formada por su excéntrico, millonario y arrogante director (Tyler Labine), dos cámaras (Arvin Kananian y Emma Creed) y una joven artista (Ella Rae Rappaport), sobrina-nieta de un famoso escritor, Arno Schmidt, que es una ambiciosa artista y que busca conseguir ocupar un lugar destacado en la publicación para la que está haciendo su primer trabajo. El motivo por el que se ha incorporado a la delegación es que un polémico y famoso escritor que vive junto a la zona radioactiva es admirador de Arno Schmidt y todos creen que la presencia de la artista abriría la vía para que aquel los recibiera. Cuando la delegación está en ese inhóspito lugar, descubrirán que la realidad no se atiene a la verdad oficial y terminan descubriendo algo tan insólito como inesperado.
 


Cuando terminó la película, me dediqué a leer los títulos de crédito y, en ellos, vi que la película estaba inspirado por un libro de, precisamente, Arno Schmidt, el cual, lejos de ser un personaje ficticio, existió realmente. Arno Schmidt (1914-1979) es un autor poco conocido fuera de los países de lengua alemana debido a las dificultades que existen para su traducción e, incluso en ellos, no es de los más populares aunque la crítica lo considera uno de los escritores alemanes más importantes del siglo XX. Schdmit no tuvo una vida sencilla y acabó profesando un ideario altamente individualista y antiutópico y, en el seno del mismo, publicó en 1957 un relato traducido al español como La República de los Sabios, aunque el elegido para la película es más ajustado a la utilización del lenguaje coloquial que realizaba Schmidt en sus obras. Efectivamente, el título en inglés de este film, Egghead Republic, sería, en términos literales, la "República de los cabezas de huevo", es decir, tal como apareció en los subtítulos de la película, con una traducción más correcta, la "República de los lumbreras". Es decir, el relato original no era, en función de cuando fue escrito y publicado, la presentación de una realidad alternativa, sino que se trataba de una distopía, en la que el autor imaginaba una realidad futura nefasta derivada de los planteamientos utopistas de artistas y científicos. A partir de esta información, esta película resulta ya menos desconcertante de lo que se desprende de una primera visión. Por medio de una retorcida y endiablada estrategia narrativa, se plantea como realidad alternativa lo que es, en última instancia, una sátira distópica por la que se pone en duda la capacidad de científicos y artistas para construir, solo con sus planteamientos, sistemas sociales positivos. Lo cual constituye un ataque ácido y demoledor contra determinadas visiones sociales, culturales y políticas, algo que está muy presente en muchas propuestas provenientes de los países escandinavos. Aunque algún día habrá que tratar de esto último con más profundidad, lo que toca decir ahora es que Egghead Republic es un brillante ejercicio narrativo que, utilizando con endemoniada habilidad los planteamientos antiutopistas de Arno Schmidt, habla más de la realidad actual y de sus potenciales abismos que su aparente propuesta inicial de formulación de una realidad alternativa podría hacernos pensar. Efectivamente, el fantastique abre caminos insospechados que géneros y formatos más convencionales tendrían más difícil materializar.

 

What Marielle Knows (2025) de Frédéric Hambalek


 

La última película que hemos visto de la Sección a Concurso es una producción alemana que parte de una potentísima premisa que su director y guionista, Frédéric Hambalek, sabe desarrollar con una meritoria combinación de eficacia y sencillez. Un día, una niña (Laeni Geiseler), tras una discusión con una amiga, revela a sus padres –Julia Jentsch, espléndida protagonista de Sophie Scholl (2005) de Marc Rothemund, y Felix Kramer– que es capaz de ver y oír todo lo que los mismos dicen y hacen cuando no están con ella. Esta situación pone en un brete a los progenitores de la niña al asistir a cómo la misma adquiere la capacidad de enterarse de todos sus secretos, entre ellos los más inconfesables, con las consecuencias negativas que ello puede acarrear en las relaciones familiares. What Marielle Knows deriva en una poderosísima reflexión sobre, por un lado, cómo nos afecta la desaparición de nuestra privacidad y de nuestra intimidad (algo especialmente relevante en estos tiempos de uso intensivo de las redes sociales y de conexión permanente con internet a través de todo tipo de dispositivos móviles) y, por otro, sobre cómo la familia se asienta en última instancia sobre una serie de silencios y reservas que, si desaparecen, pueden licuar y desintegrar toda la estructura que hace que se mantenga en pie. Con sobriedad y contención máximas, con una interpretaciones certeras y precisas, sobre todo, claro está, de su trío protagonista, y con una realización que se lo juega todo a una precisión absoluta en la que ni sobra ni falta nada, What Marielle Knows es una agradable sorpresa y una prueba más (por si aún no hubiera suficientes) que no es necesario un despliegue colosal de recursos para alcanzar un resultado plenamente efectivo y satisfactorio sino solo la dosis suficiente de inteligencia y saber hacer. En definitiva, un estupendo broche final para cerrar la Sección a Concurso del certamen.
 
 




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