"GONZALO GARCÍA-PELAYO: SEGUIR RODANDO, SEGUIR VIVIENDO", NUEVO LIBRO DE CINE DE JOSÉ MANUEL CRUZ

 


En 2023, José Manuel Cruz publicó Gonzalo García-Pelayo: Rodar viviendo, en el cual analizaba la trayectoria fílmica del legendario director desde Manuela (1976) hasta los títulos que integraron la serie de El Año de las 10 + 1 Películas (2021-2022). Dicho libro fue nominado en la categoría de Mejor Libro del Año en los Premios ASECAN (Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía) del ejercicio 2023. Ahora, en este año 2025, José Manuel Cruz publica Gonzalo García-Pelayo: Seguir rodando, seguir viviendo, continuación del libro anterior y en el que analiza la nueva serie Otro año, diez más, producciones, en esta ocasión, argentinas filmadas a caballo entre los años 2023 y 2024 entre el país austral, Camboya y Vietnam.  Con estas diez películas (La próxima película de Carmen Trevilla, Bruna, Ritmo 2 x 3, Dos hermanas: Paula, Dos hermanas: Pilar, Salón de uñas, Eloísa y las niñas toman un helado, IV hombres, Angkor, Camboya: Damiana y Al sur del Mekong), Gonzalo García-Pelayo, a la vez que continúa siendo fiel a sí mismo, a su estilo y a sus claves temáticas, sabe reinventarse y dar un aire nuevo a sus films y a sus historias. En el siguiente vídeo, José Manuel Cruz amplía la información sobre este libro:



 

Gonzalo García-Pelayo: Seguir rodando, seguir viviendo está disponible en formato físico en Amazon (tanto en tapa dura como en tapa blanda) y en formato digital en Amazon, Google Play Libros, Apple Libros y Kobo.

  • Formato físico:

Tapa dura: https://www.amazon.es/dp/B0FPMH9M4J

Tapa blanda: https://www.amazon.es/dp/B0FPMMK9CJ

  • Formato digital:

Amazon: https://www.amazon.es/dp/B0FPJH2SW7

Google Play Libros: https://play.google.com/store/books/details/Jos%C3%A9_Manuel_Cruz_Gonzalo_Garc%C3%ADa_Pelayo_Seguir_roda?id=5tKDEQAAQBAJ&hl=es

Apple Libros: http://books.apple.com/us/book/id6751931432

Kobo: https://www.kobo.com/es/es/ebook/gonzalo-garcia-pelayo-seguir-rodando-seguir-viviendo


Al igual que hicimos en el artículo sobre la inauguración de la plataforma cinepelayo.com, vamos a proponer un juego de sesiones dobles con cada uno de los diez títulos de esta serie con otra película que podemos considerar próxima por su temático, su estilo y su enfoque. Estas son las 9 o 10 (según como se mire) sesiones dobles que proponemos.


1.- La próxima película de Carmen Trevilla y Esto no es una película (2011) de Jafar Panahi


Son muy distintas las motivaciones que empujan la realización de La próxima película de Carmen Trevilla y Esto no es una película. En el primer caso, el film surge de la fascinación de Gonzalo García-Pelayo por el cine de Lucía Seles. En el segundo, de la prohibición de las autoridades a Jafar Panahi de que este pueda dirigir y escribir películas, lo cual le obliga a inventar todo tipo de trucos y subterfugios para poder continuar con su labor como realizador. No obstante, tanto una como otra película están unidas por la oportunidad que se le ofrece al espectador de penetrar en la mente de dos cineastas con personalidades muy acusadas y a los que se les puede conceder esa categoría de "autor" que, en demasiadas ocasiones, se concede con demasiada ligereza. Ambos directores son realistas de una manera que el término "realismo" se les queda claramente estrecho. Lucía Seles se mueve en el contexto de lo "absurdo maravilloso". Panahi, en el de lo "trágico cotidiano". Ello queda claro en cada uno de los films que se convierten en la revelación fascinante de los procesos creativos de dos de los maestros más personales y sugerentes del cine contemporáneo.

 

2.- Bruna y Sin fin (2018) de César y José Esteban Alenda


Las rupturas de pareja raramente suelen ser inocuas e indoloras. Bien al contrario, suelen dejar atrás heridas abiertas y traumas por cerrar. Este es el centro de gravedad en torno al cual gira constantemente Bruna desde su mismo tour de force inicial, esa larga conversación en una cafetería entre los dos antiguos integrantes de una pareja rota. Esa misma situación es en la que desemboca Sin fin de los hermanos Esteban Alenda a partir de un comienzo que sugiere una historia algo así como de ciencia-ficción con viaje en el tiempo incluido antes de que nos demos cuenta de que nos está relatando cómo él quiere reconstruir una relación que a ella solo le hace daño y a la que, por tanto, no quiere volver. Una y otra película nos llevan a desenlaces muy diferentes: Bruna, a la aceptación gozosa; Sin fin a la aceptación dolorida. Ver ambas una detrás de otra nos permite concluir que ni todos los seres humanos ni todas las relaciones ni todas las situaciones son iguales y que, por tanto, solo viviéndolas se pueden llegar a resolver, a dilucidar y a aclarar.


3.- Ritmo 2 x 3 y Lions Love (1969) de Agnès Varda


Hay momentos en los que el ambiente social parece propicio para experimentar nuevas formas de abordar las relaciones sentimentales y escapar de los estrechos limites que el romanticismo tradicional fija. Gonzalo García-Pelayo, que ya en 1978 realizó Intercambio de parejas frente al mar, percibe una predisposición similar en el Buenos Aires de 2023 y la plasma en Ritmo 2 x 3. Agnès Varda, residente en Estados Unidos después de que el cine de Hollywood acogiera a su marido, Jacques Demy, también puso su siempre curiosa y espabilada atención en una atmósfera similar en la California de los años 60 e, igualmente, nos muestra un ménage à trois entre Viva, una de las grandes musas de Andy Warhol, James Rado y Gerome Ragni. Si convertimos la sesión doble en triple y vemos, en orden sucesivo, Lions Love, Intercambio de parejas frente al mar y Ritmo 2 x 3, apreciaríamos con claridad cómo ha evolucionado la percepción sobre la cuestión de modo que, si en la película de Varda, el modelo de relaciones alternativas parece ceñirse a personas con tareas y ocupaciones muy específicas, a personas que viven en mundos sociales determinados, y en la película de 1978 de Gonzalo, es una vía de escape ocasional al modelo de relaciones tradicional, en la de 2023, es una posibilidad que puede llegar a encajar perfectamente en la realidad cotidiana: el observar a todos los integrantes de la multirrelación desayunando juntos por la mañana o saliendo a divertirse sin ocultar la naturaleza de sus vínculos sentimentales lo plasma a la perfección sin necesidad de subrayados o discursos adicionales.

 

4.- Dos hermanas: Paula y Dos hermanas: Pilar y Los pasos dobles (2011) y El cuaderno de barro (2011) de Isaki Lacuesta


Dos hermanas: Paula y Dos hermanas: Pilar forman un díptico inseparable en el que dos hermanas, realizando el mismo trayecto pero en sentidos opuestos, acaban cruzándose en mitad del camino sin ser conscientes del encuentro que han llegado a vivir. No es fácil encontrar en la historia del cine dípticos de esta naturaleza. Probablemente, no hay ninguno como el realizado por Gonzalo García-Pelayo. Por ello, rastreando en mi memoria cinéfila, encuentro el caso de Los pasos dobles (2011) y El cuaderno de barro (2011) de Isaki Lacuesta, el cual sigue las vivencias del pintor francés François Augiéras en el País Dogón en Mali. El primer film es una mezcla de ficción y documental. El segundo, un documental estricto que muestra la visita del pintor Miquel Barceló al lugar donde François Augiéras estuvo y pintó su personal "capilla sixtina" en mitad del desierto del Sáhara. Ambos dípticos, siendo muy distintos entre sí, están unidos por el concepto de "viaje iniciático", por la idea del viaje que transforma para siempre a la persona que lo realiza. Yendo un poco más allá, solo si vives una transformación real se pueda hablar en sentido estricto de viaje: los demás, solo serían, en realidad, simples visitas turísticas. Los dípticos de Gonzalo García-Pelayo e Isaki Lacuesta son, de este modo, la anatomía no de un proceso en el espacio o en el territorio sino de un proceso en el interior de cada uno de los personajes.

 

5.- Salón de uñas y La vida alegre (1987) de Fernando Colomo


Salón de uñas es una comedia ligera sobre una pareja que quiere introducir cambios poco convencionales en su relación para poder vivificarla (esencialmente, incorporar a ella a una tercera persona). Ese mostrar los cambios sociales en materia de sexualidad desde el punto de vista de la más sencilla cotidianidad, me recordó a lo que hizo Fernando Colomo en La vida alegre (1987), donde el director contemplaba con amable tono irónico lo que sucedía en el Madrid de tiempos de la Movida, con sus  nuevas costumbres y las fricciones y contradicciones que surgían a raíz de ello. Tras ver ambas películas, terminaremos esta sesión doble con una sonrisa en los labios y habiendo cogiendo cariño a unos personajes de los que querríamos saber más para averiguar si acaban de pillarle o no el ritmo a una nueva época en la que nada es ya a como fue en el pasado y nada será igual a como fue antes de emprender un camino nuevo y desconocido.

 

6.- Eloísa y las niñas toman un helado y Mis pequeños amores (1974) de Jean Eustache

 

Eloísa y las niñas toman un helado conecta, ya desde su mismo título, con dos películas anteriores de Gonzalo García-Pelayo: Niñas (2014) y Niñas 2 (2016). Todas ellas son miradas impresionistas a la infancia y a la adolescencia con un punto de nostalgia y un aire cándido y naïf absolutamente consciente y premeditado. La película que proponemos para acompañar a Eloísa y las niñas toman un helado es un islote de relajada serenidad en la filmografía de un director que siempre suele ser ácido y crispado: Mis pequeños amores (1974) de Jean Eustache. Situada entre dos títulos que tendían a una terrible sordidez, La maman et la putain (1973) y Una sale histoire (1977), parecía que el director francés quería encontrar, en el retorno a la infancia, la búsqueda desesperada de un paréntesis de paz en medio de su íntima turbulencia vital, que le acabaría llevando al suicidio en noviembre de 1981. Eloísa y las niñas toman un helado y Mis pequeños amores son películas calmadas, felices y optimistas y, si hubiera un libro que pudiera hacerles compañía, probablemente serían Ocnos de Luis Cernuda o El gran Meaulnes de Alain Fournier, obras que, a fin de cuentas, hablan de lo mismo que los films de Eustache y García-Pelayo: de la infancia como paraíso perdido que, una vez alcanzada la edad adulta, raramente se puede volver a recuperar. Quizás, solo lo consigue el personaje de Gabriela Ditisheim en Eloísa y las niñas toman un helado, que aún conserva esa inocencia por la que es inevitable que sintamos una conmovedora nostalgia.

 

7.- IV Hombres y Notes from the Underworld (2020) de Tizza Covi y Rainer Frimmel


En IV Hombres, cuatro personajes masculinos narran su pasado, con experiencias duras y vivencias al límite.  Los entornos que describen son muy similares al que conocimos en el documental Notes from the Underworld (2020) de Tizza Covi y Rainer Frimmel, en el que el cantante Kurt Girk y su amigo Alois Schmutzer, el "Rey del Inframundo de Viena", relatan cómo eran los bajos fondos de la capital de Austria en tiempos de la posguerra. La diferencia que percibo, de manera muy subjetiva, entre ambas películas, es que si la primera me parece que tiene aires de western contemporáneo, la segunda me recuerda más bien a una muestra en vivo de cine noir (sensación que se ve reforzada por la fotografía en blanco y negro con que está filmada). Lo que tienen en común es que, tanto en Argentina como en Viena, queda demostrado que los tipos duros no son tan duros como aparentan y que siempre hay lugar en ellos para los sentimientos, las emociones y las reflexiones sinceras.

 

8.- Angkor, Camboya: Damiana y Ordet (1955) de Carl Theodor Dreyer


La introspección suele dar lugar a estados anímicos serenos e inconmovibles, absolutamente ajenos a toda inestabilidad o turbulencia. Pero, por qué no, también, puede dar lugar a una ira feroz, implacable y casi inhumana. El personaje de Laura Nevole en Angkor, Camboya: Damiana (o, mejor dicho, el personaje de Laura Nevole dentro de la película que se está rodando dentro de Angkor, Camboya: Damiana), sabiéndose al borde de la muerte, no tiene reparo en mostrarse enfurecida y enrabietada contra el mundo y, más concretamente, contra su marido. Ello recuerda al personaje interpretado por Preben Lerdoff Rye en Ordet (La palabra) de Carl Theodor Dreyer, un mesías que resulta más terrorífico que conmovedor. Quizás, esa aparente deshumanidad es la vía para que otros puedan encontrar el camino y la paz. Quizás, algunos desean cargar sobre sí la carga de toda la repulsa ajena para liberar a los demás de peso semejante. Tras ver Angkor, Camboya: Damiana y Ordet, no tendremos respuestas, solo preguntas: eso quiere decir que hemos dado los primeros pasos para iniciar el camino correcto. 


9.- Al sur del Mekong y Nostalgia (1983) de Andrei Tarkovski


A veces, un milagro o un acto de fe pueden quedar plasmados en el gesto más leve y, aparentemente, intrascendente. Puede ser el atravesar una piscina vacía de aguas termales en un viejo balneario manteniendo una vela encendida, como en Nostalgia de Andrei Tarkovski, o llevar una imagen de la Virgen de Luján a una iglesia de Vietnam, como quiere hacer Altagracia (Laura Nevole) en Al sur del Mekong (o quedarse en Madrid el mes de agosto, como ocurría en La Virgen de Agosto de Jonás Trueba). Todos ellos pueden encontrar respuesta o no, porque, como digo en el libro, toda búsqueda espiritual es un camino cuyo único sonido es el silencio de Dios, pero, si se cree en ellos, su cumplimiento viene a ser una ratificación de una esperanza antes abstracta y que, ahora, ha quedado cristalizada en una acción solo minúscula a los ojos de la mediocridad en que se quiere mover el resto de seres humanos pero grandiosa desde la perspectiva de los altos ideales de quien la realiza. Esa contradicción no es más que una de las múltiples paradojas en las que toda espiritualidad no puede dejar de moverse y, en cierto modo, es el perfecto broche final a la propia esencia de la serie de diez películas realizadas por Gonzalo García-Pelayo: alejadas del concepto de superproducciones de gran presupuesto, es en su solo aparente "pequeñez" donde se puede hallar una verdad fundamental e irrenunciable.



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