"LAS PALABRAS DEL DESCONOCIDO", NUEVA NOVELA DE JOSÉ MANUEL CRUZ

"FICCIONES": EXPOSICIÓN EN EL CENTRO CULTURAL LA MALAGUETA


 

Hasta el próximo 15 de febrero de 2026, se puede visitar en Málaga, en el Centro Cultural La Malagueta, la exposición Ficciones. Poéticas y narrativas detrás de una cámara, comisariada por Inés R. Artola y que, a partir del concepto de "ficciones", de la pregunta realizada a dieciséis artistas sobre por qué necesitamos la ficción y de la elección de una cita literaria inspiradora por parte de cada uno de ellos, se presentan dieciséis piezas, muchas de ellas creadas expresamente para esta muestra, en las que se reflexiona sobre dicha cuestión pero en las que, sobre todo, se exploran los límites que separan ficción y realidad y los mecanismos últimos sobre los que toda ficción se construye y se expresan asimismo las vías de inspiración por las que transcurren las génesis y desarrollos de las creaciones ficticias. Los artistas que participan en esta exposición son Paco Aguilar, Alba Blanco, Laura Brinkmann, David Burbano, Irene Cruz, Carlos Canal, M. Ángeles Díaz-Barbado, José María Escalona, Noelia García Bandera, Juan del Junco, Silvia J. Esteban, Emmanuel Lafont, Lois Patiño, Ignacio del Río, Antonio R. Montesinos y Rocío Verdejo y, desde perspectivas muy diferentes, abordan el concepto central de la muestra presentando todo tipo de enfoques, matices y niveles de lectura. Ficciones viene a ser una exposición que se inicia cuando se concluye su visita porque, a partir de ella, se pueden iniciar todo tipo de reflexiones sobre el tema y suscitar conclusiones insospechadas que no se podían intuir antes de contemplar el conjunto de piezas presentadas.

 

Una de las imágenes de los vídeos Luft I y II. Das Leben ist eine Sammlung von Erfahrungen de la directora de fotografía, fotógrafa y artista visual Irene Cruz


Como lector de novelas y relatos y como espectador de películas, está claro que el tema de la "ficción" me implica. Pero, aún más, como creador de novelas y relatos, me apela para dar cuenta de mis propias inquietudes a la hora de construir una narración. ¿Por qué y a partir de qué imaginamos historias que no ocurrieron realmente pero que, no solo de algún modo sino de manera total y absoluta, están conectadas con los problemas, dinámicas, sentimientos, emociones y pensamientos que están imbricados íntimamente con la realidad? Hasta en la obra más invadida por la imaginación y la fantasía, hay un fondo de verdad, de experiencia vivida, que hace imposible considerar que una ficción pueda ser una célula autorreferencial completamente desconectada de cualquier hecho real. Pensemos, por ejemplo, en El hobbit y El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien, el paradigma integral de trilogía fantástica. ¿En qué medida los reyes destronados y los pueblos exiliados lejos de sus tierras que aparecen en esas obras no se relaciona con el hecho de que el autor naciera en un país (el Estado Libre de Orange) que dejó de existir tras la victoria de los ingleses en la guerra de los bóers?¿Cómo pudo influir de forma inconsciente (él decía que no se acordaba de nada) el hecho de que fuera picado por una tarántula en el jardín de su casa siendo pequeño en el episodio que sufre Frodo en el Libro IV de Las dos torres cuando es atacado por una araña? Pasando a un autor de carácter netamente realista, opuesto, por tanto, a los parámetros en los que Tolkien se movía, ¿cuál era el sentido profundo de la frase atribuida a él "Madame Bovary soy yo"?¿No pretende expresar que las emociones y sentimientos nunca pueden prestarse y que, por lo tanto, el autor tiene que utilizar los suyos propios para recrear los que experimentan los personajes de sus relatos?¿Cómo es, por tanto, la relación entre ficción y realidad? Siempre voluble, variable y escurridiza. La relación de cualquier obra de ficción con circunstancias reales no corresponde (no puede corresponder) a un patrón único sino que se modula en función de géneros, estilos e intenciones. Nunca existe (no puede existir) desconexión absoluta pero la naturaleza de la conexión es la que determina la naturaleza de la propia obra.


Sin título ('Naufragios'), pieza de M.Ángeles Díaz Barbado en la exposición Ficciones en el Centro Cultural La Malagueta


Todo ello se complica cuando existen varios focos inspiradores en una novela o relato, cuando unos son realistas y otros pueden ser, incluso, artísticos o literarios y el autor establece con cada uno de ellos diferentes grados de distancia. Si atendemos a El Quijote, Cervantes plasmó en él muchas vivencias propias, profundamente transformadas y alteradas, y muchas actitudes vitales suyas, a la vez que tomó como referencia muchas de las aventuras de las populares novelas de caballería con el fin de satirizarlas. Su arquitectura secreta, como la de cualquier otra novela, se basa en un conjunto de elecciones que acaban determinando la posición de la obra en relación a los diferentes elementos que conforman su génesis. El proceso de creación de cualquier obra de ficción puede ser así definido como una constelación de encrucijadas en el que el autor se juega en cada una de ellas el destino final de la narración. Según tome un camino u otro, el argumento, la trama, los diálogos y el devenir de los personajes discurrirán por cauces radicalmente diferentes. Es decir, que la obra final no sería más que la posibilidad finalmente seleccionada del infinito conjunto de posibilidades en las que una historia podría quedar plasmada. Pero, seguramente, no es (o, al menos, no debería ser) una posibilidad cualquiera sino aquella en la que todos los elementos integrantes guardan entre sí el grado máximo de coherencia y armonía alcanzable en función de las circunstancias de la propia obra porque hay historias tan tensas, convulsas y agitadas que no permiten la coherencia y armonía perfectas sino que necesitan de la imperfección (valga la paradoja) para ser auténticamente perfecta (se me vienen a la cabeza obras noir como Escupiré sobre vuestra tumba de Boris Vian, 1280 almas de Jim Thompson, Los tipos duros no bailan de Norman Mailer o América de James Ellroy). La única conclusión que parece que podemos alcanzar en relación a los principios de la ficción es que la ficción no tiene casi ningún principio universalmente aplicable.


Uno de los doce collages de la colección Nada ocurrió así de Emmanuel Lafont en la exposición Ficciones en el Centro Cultural La Malagueta


La exposición Ficciones tiene la gran virtud de que las obras que recoge la muestra no abordan directamente el concepto central abordado sino que dan una especie de paso atrás para trasladarnos al espacio mental en el que las creaciones, las ficciones, se conciben. Queda ello muy claro en la pieza que inaugura la exposición, un videoarte de Irene Cruz en el que se van recogiendo las páginas de sendos libros deshojados, el cual puede ser leído como preámbulo a la rememoración de un proceso de creación como la consideración de la introspección, la indagación en la memoria, como una de las vías inspiradoras de cualquier tipo de ficción. En este segundo sentido, no sería casualidad que muy cerca de los vídeos, se recoge una cita de Proust, el novelista, por excelencia, de la memoria: "Y no eran más que una delgada capa, entre otras muchas, de las impresiones que formaban nuestra vida de entonces; el recordar una determinada imagen no es sino echar de menos un determinado instante, y las casas, los caminos, los paseos, desgraciadamente son tan fugitivos como los años". Cita y vídeo marcan una tercera lectura posible en el prólogo de la exposición: ¿es la memoria, en su proceso de reconstrucción del pasado, un mecanismo de ficción más?

 

VÍDEOS DE IRENE CRUZ




Conforme recorremos la exposición, vamos avanzando (o retrocediendo, según se mire) hacia ese estado mental vago e impreciso en el que surge eso que llamamos "inspiración", en el que aparecen eso que llamamos "musas", en el que, en definitiva, se ponen en marcha los mecanismos por los que las ficciones se vislumbran, terminan por nacer, se desarrollan y llegan a culminarse a partir de un impulso inicial envuelto siempre en la neblina y en el enigma. Las sucesivas piezas son posibles puntos de partida, precarias (inicialmente) hipótesis de trabajo que pueden dar lugar a milagros inesperados, una especie de magma primigenio que esconde un potencial que no es manifiesto ni evidente. La ficción se convierte así en el poder de la mirada: en saber ver qué hay dentro de lo aparentemente (in)significante pero que encierra la semilla de un prodigio por inventar. No hay un camino único, no hay dos procesos similares, no hay manual de procedimientos ni protocolo estricto a seguir. Es lógico que la exposición acabe con un rótulo con una pregunta sencilla pero desafiante: "Y para ti, ¿qué es ficción?". Invención, reconstrucción, rememoración, rememoración/reconstrucción, destilación, especulación (tanto en el sentido de elucubración como en el sentido de espejo) son términos que se nos pueden venir a la mente. Todos ellos son legítimos, todos ellos son válidos, todos ellos son alternativas posibles. De un origen diverso, variado, abigarrado y efervescente no puede brotar una respuesta única. La exposición Ficciones es la exploración lúcida de ese misterio que indaga la verdad desde la mentira, que pretende la iluminación desde la impostura, que busca la certeza desde la fabulación, la exploración de ese océano de paradojas que permanecen enfrentadas después de ser resueltas.





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