"MEMENTO MORI": LOS RÉQUIEMS DE MOZART Y VERDI

Imagen creada con Midjourney


Ayer, lunes 21 de abril, se produjo la noticia del fallecimiento del papa Francisco, y, en los próximos días, asistiremos a la pompa y boato que rodean a los funerales de las personas influyentes y con poder. Pero, se trate de quien se trate, la muerte siempre está asociada a ritos y ceremoniales más o menos sofisticados, sean los formalmente establecidos y socialmente aceptados o sean los decididos en vida por los propios fallecidos. Sea como fuere, no queremos que el momento final sea un mero trámite sino que se atenga a un protocolo que subraye su trascendencia e irreversibilidad, su carácter de pérdida de una individualidad irrepetible: cuando alguien muere, se extingue un ser único que (de momento) no cabe ser replicado o reproducido. La defunción pone fin a la contribución singular (positiva, negativa o neutra) que una persona puede realizar a la humanidad y, por ello, supone la consumación de toda una serie de alternativas y posibilidades, la extinción de un potencial que ya nunca más podrá demostrar su capacidad. 


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Ha habido diversas modalidades artísticas que han girado en torno al tema de la muerte. En poesía, están las elegías (en español, son célebres las Coplas a la muerte de mi padre de Jorge Manrique, el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías de Federico García Lorca o la Elegía a Ramón Sijé de Miguel Hernández). Antaño, existía la costumbre de las fotografías mortuarias, instantáneas tomadas de seres queridos recién fallecidos con el fin de "inmortalizarlos" en forma de imagen (fue la idea que sirvió de base a Los otros de Alejandro Amenábar). En arquitectura, hay multitud de mausoleos que son mundialmente célebres (p. ej., dato que no todos conocen, el Taj Mahal en la India). Las esculturas funerarias se reparten por todo el planeta. Pero, posiblemente, el ejemplo más acabado de expresión estética centrada en el tema de la muerte corresponde al campo de la música y me refiero a los réquiems, composiciones destinadas a las misas de difuntos o creadas en honor de algún fallecido célebre. Hoy, enlazamos los dos réquiems más conocidos de la historia de la música clásica. El primero, hecho popular por la película Amadeus (1984) de Milos Forman, es el de Mozart (Requiem en re menor, K. 626), dejado inconcluso por el compositor en 1791 y terminado por su discípulo Franz Xaver Süssmayr siguiendo indicaciones realizadas por su maestro cuando este ya se hallaba enfermo. El concierto que traemos es del año 2021 y fue interpretado por la Orquesta y Coro del Teatro de La Fenice bajo la dirección de Claus Peter Flor.


REQUIEM EN RE MENOR, K. 626, DE WOLFGANG AMADEUS MOZART

 

La segunda composición es el Réquiem de Verdi (Messa da requiem per l'anniversario della morte di Manzoni) compuesto en 1874 en honor del escritor italiano Alessandro Manzoni. El concierto que enlazamos fue interpretado por la Orquesta Sinfónica Hispalense, el Coro de la Universidad de Sevilla y el Coro de la Universidad de Huelva bajo la dirección de José Carlos Carmona en el año 2023.

 


 

 

 

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