Como ya expliqué hace dos artículos, el potencial publicitario y de repercusión mediática de los Juegos Olímpicos es de tal envergadura que, en muchas ocasiones, supone la única oportunidad para determinados países, determinados fenómenos, determinadas situaciones e, incluso, para determinados deportes de hallar un hueco en el saturado panorama de los medios de comunicación o, lo que es exactamente lo mismo, encontrar un espacio en la mente y en el imaginario de una opinión pública que se encuentra continuamente bombardeada por todo tipo de mensajes, discursos e imágenes, Hoy domingo 28 de julio, hemos sido testigos dos perfectos ejemplos de ello.
En los dibujos superiores, recreación de las imágenes de las aficiones de Puerto Rico y Sudán del Sur antes del partido que enfrentó a ambas selecciones en el torneo olímpico masculino de baloncesto
Por la mañana, en el torneo masculino de baloncesto, se han enfrentando las selecciones de Sudán del Sur y Puerto Rico. Se tratan de dos países con situaciones políticas muy diferentes. Sudán del Sur es un estado independiente desde el año 2011, siendo, por ello, el país soberano más joven del planeta. Se independizó de Sudan tras una larga guerra civil que enfrentó al territorio con su país matriz, la cual comenzó en 1983 y concluyó en 2005 tras la firma de un acuerdo de paz que incluía la celebración de un referéndum de independencia que se celebró entre el 9 y el 15 de enero de 2011 y que se saldó con un 98,83% de apoyos a favor de la escisión del territorio. Las causas del conflicto residían en que la colonia creada por los británicos incluía, al norte, una población mayoritariamente musulmana y, al sur, una población originalmente animista aunque con una significativa asimilación del cristianismo. Es decir, la parte septentrional del territorio mantenía una fuerte vinculación con el mundo islámico mientras que la meridional lo tenía más bien con Etiopía, Kenya y Uganda, esto es, lo que solemos conocer como África subsahariana. De hecho, la chispa que originó la guerra fue la proclamación por parte del presidente de Sudán, Yaafar al-Numeiry, de la ley islámica en todo el territorio y la subsiguiente cancelación de la autonomía de la que disfrutaba la región del sur. Tras la proclamación de la independencia, el país conoció otra guerra civil entre 2013 y 2020 por luchas internas por el poder dentro de la fuerza política que controlaba el gobierno, el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán. Desde el momento de su independencia, a pesar del carácter noticioso del hecho en sí, el país no ha tenido demasiada presencia en los medios de comunicación salvo para dar de él malas noticias y, por ello, cualquier oportunidad les tiene que parecer oro puro para poder aprovecharla al máximo. Y que su selección de baloncesto se haya clasificado para el torneo olímpico (a lo cual ha ayudado que la mayoría de sus jugadores o han nacido o, sobre todo, se han formado en Estados Unidos o juegan en dicho país) es uno de los mejores escaparates del que se puede disfrutar. Por desgracia (parece que todas las desgracias siempre les ocurre a los mismos), antes del partido, la interpretación del himno nacional de Sudán del Sur se vio interrumpida por incidencias técnicas y hubo de esperar un par de minutos antes de poder escucharlo íntegramente.
En los dibujos superiores, recreación de los momentos previos al inicio del partido entre las selecciones de Sudán del Sur y Puerto Rico
El caso de Puerto Rico es muy diferente. Tras dejar de ser posesión española en la guerra de 1898 que enfrentó a nuestro país con Estados Unidos, no siguió el mismo destino que Cuba y Filipinas y no se convirtió en estado independiente sino que ha acabado teniendo el estatus de "Estado Libre Asociado" a Estados Unidos. Es decir, ni es un país soberano ni es un estado más de la Unión, de forma que se mueve en un ambiguo territorio gris que supone no solo un dilema político sino que acaba suponiendo todo un conflicto cultural y de identidad ya que se mueve entre la esfera anglosajona y la esfera hispanoamericana sin decantarse por ninguna de ellas (a lo mejor, esta identidad "líquida" o "cruzada" no es tan mala solución, pero eso nos llevaría a una reflexión que tendría que ser de bastante extensión y enjundia), al contrario de lo que sucedió con Cuba y Filipinas: Cuba ha continuado moviéndose dentro del ámbito hispanoamericano mientas que Filipinas ha olvidado por completo la herencia española y la antigua colonia y la antigua metrópoli apenas mantenemos ya algún tipo de vinculación cultural o emocional. Hay diversos momentos en los que Puerto Rico, sin ser ya un país independiente, tiene la expectativa de que tal vez podría serlo y uno de esos momentos es cuando juegan sus selecciones deportivas en pie de igualdad con las del resto de países. Es decir, en el partido de baloncesto de esta mañana, se ha enfrentado un país que ha llegado a ser independiente contra viento y marea y otro que decide continuar en una especie de "zona gris", cada uno por sus propias razones y motivos, y, por ello, no hemos visto solo un partido de baloncesto, hemos visto dos equipos que han querido realizar una afirmación de identidad a través de la competición deportiva.
En los dibujos superiores, recreación de algunos momentos del partido entre Sudán del Sur y Puerto Rico y de la alegría final de la afición africana
Lo dicho al final del párrafo anterior y el hecho de que ambos equipos tenían mucho que ganar y poco que perder (teniendo en cuenta que las otras dos selecciones del grupo eran las poderosísimas de Estados Unidos y Serbia) ha provocado que los mismos nos hayan ofrecido un partido libre de estrategias y ataduras tácticas y han jugado con absoluto desparpajo y con la intención de lanzarse al ataque en todo momento y a buscar el intercambio permanente de canastas. Ha sido un partido divertido, vibrante y desatado en el que no ha existido la típica "neurosis" por perder, el miedo a la derrota, que afecta a los equipos a los que se les exige y se les demanda la obtención de triunfos inapelables uno detrás de otro. Para Sudán del Sur y Puerto Rico, ya era todo un éxito participar en este torneo y, a partir de dicha premisa, han buscado jugar al mejor nivel posible a un ritmo desatado y ausente de las tipicas precauciones defensivas que suele dominar, por ejemplo, el baloncesto europeo. El resultado final ha sido de 90-79 a favor de Sudán del Sur y, posiblemente, ha tenido un factor decisivo la lesión (un esguince de tobillo) que sufrió al final de la primera mitad el jugador más destacado del combinado puertorriqueño, José Alvarado. Aunque el baloncestista pudo volver a la cancha tras el descanso, lo hizo en claras condiciones de inferioridad física y el que no pudiera estar al cien por cien fue clave para la victoria final de la selección africana. Hay que aplaudir a ambos equipos por el espectáculo que han brindado a los espectadores y ese esfuerzo que han realizado por luchar y pelear más allá de su interés personal, demostrando que eran completamente conscientes de que, más allá de jugar un partido, estaban representando a sus países y a las complejas problemáticas en los que ambos se hallan inmersos.
En los dibujos superiores, recreación del recinto donde tienen lugar las competiciones de skateboard
Otro ejemplo de otra disciplina deportiva que significa un viaje desde la "periferia" al "centro de atención" mundial es el concurso de skateboard, variante street, que ha tenido lugar hoy en su categoría femenina. Tanto el skateboard (que se incorporó al repertorio olímpico en los juegos de Tokyo 2020) como el breakdance (que ha debutado este año en las olimpiadas) viene a ser un traslado de lo que, en principio, es rebelde, contestatario y marginal al espacio de lo oficial, lo instituido y lo socialmente aceptado. Puede ser interpretado tanto como una muestra de amplitud de miras del olimpismo como una hábil estrategia por su parte para hacer un lavado de cara, parecer moderno y guay y lograr atraer un público joven que, de otra manera, sería difícil que se acercara a los juegos. A fin de cuentas, es el perpetuo carácter ambivalente de todo avance social: es, a la vez, integración y proceso y, al mismo tiempo, mecanismo que refuerza la legitimación de un estado de cosas que está lejos de ser perfecto y modélico. Frente a ellos, se perfilan siempre dos posturas posibles: la de aceptar que los cambios solo pueden ser progresivos y graduales y que, por tanto, cada uno de los que se producen tiene que ser bienvenido como los que optan por posturas maximalistas y hacen una enmienda a la totalidad del orden establecido y contemplan las pequeñas reformas con ojos negativos porque piensan que solo es un medio para consolidar algo que ha de ser transformado radicalmente. Siempre resulta difícil inclinarse por una u otra posición porque, a fin de cuentas, el ser humana avanza, en realidad, por un método de ensayo y error y, de antemano, no sabemos qué es lo que puede resultar correcto y eficaz.
En los dibujos superiores, recreación de las actuaciones de las skaters españolas Natalia Muñoz (arriba) y Daniela Terol (abajo)
Si no queremos entrar en el debate, podemos disfrutar de cualquier modo de una disciplina que supone una bocanada de aire fresco y una ruptura evidente de cánones respecto a lo que son los juegos olímpicos. La juventud de las participantes, su desparpajo, su espontaneidad, su habilidad con los patinetes, las maniobras y equilibrios que parecen imposibles son una delicia visual que puede encandilar más allá de que nos guste contemplar o no los espectáculos deportivos. Sorprende que haya un alto porcentaje de errores pero, aparte de que ello es una consecuencia de la propia mecánica de puntuación (hay dos ejercicios largos de 45 segundos, del que se aplica el que haya obtenido mejor puntuación. y cinco trucos o tricks, del que se toma en cuenta los dos con notas más altas), hay también en ello una lógica casi artística que merece ser considerada: se busca conseguir con el patinete, con la coordinación entre el cuerpo y la herramienta utilizada, tal grado de pericia que sea posible realizar lo imposible lejos de consideraciones prácticas. Es intentar dibujar un trazo inimaginable que quedará efímeramente perfilado en el aire y que, tal vez, quedará convertido en leyenda en la memoria y en las conversaciones futuras de quienes hayan podido contemplarlo, un chispazo fugaz que podría ser considerado a partes iguales como milagro, como prodigio o casi como delirio irrealizable. En las pruebas, participaron las españolas Natalia Muñoz y Daniela Terol. Natalia Muñoz fue cogiendo confianza y mejorando su actuación conforme el concurso avanzó pero, en el último trick, fue superada en la clasificación de su serie por la china Zeng Wenhui, que in extremis, con un gran salto, logró auparse a la tercera plaza. Por su parte, Daniela Terol brilló a gran nivel en toda la competición aunque, finalmente, tampoco pudo meterse en la final. En la final, el oro y la la plata fueron para Japón, para Coco Yoshizawa y Liz Akama, respectivamente, y el bronce para la brasileña Rayssa Leal, en un torneo que resultó vibrante, espectacular y rompedor.
En los dibujos superiores, de arriba abajo y de izqda. a dcha., recreación de las actuaciones de Coco Yoshizawa, Liz Akama, Rayssa Leal y de la entrega de medallas
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