CRÓNICAS OLÍMPICAS PARÍS 2024. DÍA 1. DESCOMUNAL ENCUENTRO DE GENERACIONES



Como no ocurre en ningún otro evento deportivo a nivel mundial, los Juegos Olímpicos son un colosal encuentro de generaciones que es muy difícil que puedan llegar a coincidir en cualquier otro ámbito o rivalidad. En París 2024, coinciden, por ejemplo, el español Juan Antonio Jiménez Cobo, de 65 años, que es integrante del equipo español de doma clásica, y Natalia Muñoz, de 15, española que va a participar en el torneo de skateboard, o la china Zheng Haohao, de 11, que va a competir en esa misma disciplina. Es difícil hallar otra cita deportiva en la que encontremos tanta diferencia de edad entre sus integrantes (posiblemente, solo podríamos hacer referencia al ajedrez, con la sempiterna duda de si el ajedrez es, en realidad, o no un deporte propiamente dicho). Había pensado en titular la crónica de hoy"choque de generaciones" pero he cambiado de idea porque, aunque es posible que deportistas con gran diferencia de edad sean adversarios entre sí, también cabe otra variante que resulta más estimulante y atractiva: que diferentes generaciones colaboren entre sí y cada una de ellas aporte sus diferentes valores, posturas y actitudes vitales en pos de conseguir un objetivo común. Algo así como lo que narraba la película El color del dinero (1986) de Martin Scorsese. En ella, Paul Newman interpreta a Eddie Folsom (el mismo personaje al que ya encarnó en El buscavidas –1961– de Robert Rossen), un veterano jugador de billar, un poco cansado, un poco desencantado, que busca encontrar un motivo para tener nuevos incentivos y nuevas ilusiones. Y lo encuentra en la figura de Vincent Lauria (Tom Cruise), un joven jugador con grandes aptitudes pero con una actitud personal agresiva y arrogante que puede ser su perdición. Eddie Folsom y Vincent Lauria viajarán por todo Estados Unidos junto a la pareja del segundo (Mary Elizabeth Mastrantonio) para llevar al joven a la cúspide de dicha disciplina deportiva. Algo de eso hemos visto hoy en la primera jornada de París 2024.


En los dibujos superiores, recreación de cuatro momentos del partido de baloncesto entre España y Australia jugado en la mañana de este sábado


Este sábado por la mañana, la selección española masculina de baloncesto ha jugado el primer partido del torneo olímpico contra Australia. Todos sabemos los éxitos acumulados por nuestra selección en el último cuarto de siglo (2 Mundiales  –2006 y 2019–, 4 Eurobasket –2009, 2011, 2015 y 2022–, 3 medallas olímpicas, 2 de plata –2008 y 2012– y 1 de bronce –2016–), sustentados en una "generación de oro" formada por jugadores míticos como Pau Gasol, Rudy Fernández, Juan Carlos Navarro, José Manuel Calderón, Jorge Garbajosa, Berni Rodríguez, Felipe Reyes, Marc Gasol, Carlos Cabezas, Raúl López, Álex Mumbrú, Sergio Llull, Ricky Rubio, entre otros. El origen de esta senda de triunfos estuvo en el Mundial junior de 1999 donde nuestra selección, en la que ya figuraban algunos de los nombres citados, logró vencer a la de Estados Unidos. La acumulación de trofeos ocultó una reflexión que, durante un cuarto de siglo, ha estado ausente en cualquier reflexión o comentario sobre el baloncesto español: ¿estábamos disfrutando del hecho extraordinario que ocurre en ocasiones de una generación excepcional que lleva a un país a la cúspide de un deporte para, cuando esa generación se retira, volver a una situación de gris y rutinaria normalidad (algo así como sucedió en el tenis sueco con la generación subsiguiente a la de Björn Borg) o nuestro baloncesto tiene una estructura lo suficientemente poderosa como para seguir nutriendo éxitos en los últimos años? Esto último no tiene una respuesta clara. Podríamos hablar, por ejemplo, de si la Liga ACB tiene una repercusión signficativa o no entre el gran público pero si comparásemos la que tiene la Segunda División de la Liga española de fútbol (la ahora denominada Liga Hypermotion por motivos comerciales) con la que alcanza la Liga LEB Oro de baloncesto no podríamos menos que fruncir el ceño.


En los dibujos superiores, recreación de cuatro instantes del España-Australia con que nuestra selección ha debutado en el torneo olímpico de baloncesto


Lo dicho en el anterior párrafo nos invita a reflexionar sobre que los procesos de transición generacional no siempre son tan plácidos ni sencillos ni siempre llegan a tener el happy end habitual de las pelíclas estadounidenses y todo tiene muchas más aristas y complicaciones. Y la mejor prueba de ello ha sido el partido de hoy, en el que España ha perdido contra Australia por un marcador de 92-80, habiendo estado nuestra selección prácticamente todo el encuentro por debajo del marcador desde el comienzo del mismo y en el que hemos tenido serios problemas para contrarrestar el juego del rival, con muchas pérdidas de balón en nuestros ataques, con excesivos problemas en los rebotes cuando eran ellos los que atacaban y un bajo porcentaje de aciertos en los tiros de triples. La lección, por ello, es que no es nada fácil el paso de una generación triunfadora a otra más joven siempre resulta problemática y se necesita tiempo, paciencia y habilidad para mantener el nivel y la competitividad. Sobre todo, si tenemos en cuenta que muchas de las estrellas de nuestra selección en el pasado experimentaron una considerable subida de nivel con la experiencia adquirida en la NBA y, en los tiempos actuales, la liga profesional estadounidense es mucho más internacional y cosmopolita y, en consecuencia, hay muchas más selecciones competitivas con jugadores altamente experimentados con las que vamos a tener enfrentamientos más que duros y disputados. No se trata solamente de nosotros mismos sino también de los adversarios y el éxito siempre es el final de un camino largo y laborioso en el que nada se consigue a las primeras de cambio. Tengamos esto en cuenta a la hora de valorar cualquier actuación y resultado.


En los dibujos superiores, recreación de los primeros momentos del partido entre Rafa Nadal-Carlos Alcaraz y Máximo González-Andrés Molteni


Por la tarde, hemos visto el partido de dobles del torneo masculino de tenis en el que la pareja española, formada por Rafa Nadal (38 años) y Carlos Alcaraz (21 años), se ha enfrentado a los argentinos Máximo González y Andrés Molteni, que ha venido a ser una constatación de lo que hemos dicho al final del párrafo anterior. Era la primera vez que Nadal y Alcaraz jugaban juntos en el dobles y se las tenían que ver con la pareja argentina, que ya tenían a sus espaldas muchos partidos (y muchos títulos) actuando a dúo en torneos de máximo nivel y se ha tratado de un partido extraordinariamente duro y combatido. Aunque la pareja española ganó los dos sets del partido, el resultado es altamente engañoso ya que los tenistas argentinos se lo pusieron tan complicado que Nadal y Alcaraz tuvieron que poner lo mejor de su talento y exprimir todas sus fuerzas para lograr una victoria que resultó absolutamente reñida. Tanto Nadal, a lo largo de toda su carrera, como Alcaraz, en lo que conocemos hasta la fecha de él, nos demuestran que los logros requieren de grandes esfuerzos y fuerte resistencia psicológica. Pero, al mismo tiempo, también tengo que alabar el partido realizado por González y Molteni, que dieron lo mejor de sí mismos y supieron poner en algunos momentos contra las cuerdas a dos de los mejores tenistas de la historia. En definitiva, hay poner un 10 a los cuatro tenistas por el espectáculo que nos ofrecieron.


En los dibujos de la parte superior, recreaciones de algunos de los momentos del partido jugado por Rafa Nadal y Carlos Alcaraz


De este modo, hoy sábado, en este encuentro de generaciones del que hemos hablado en este artículo, uno se nos saldó muy bien y el otro un poco peor. Pero de ambos se pueden extraer lecciones muy necesarias. Dicho tipo de encuentros siempre es provechoso y abre caminos que terminan resultando en todas las ocasiones útiles, fructíferos y estimulantes.




Comentarios

  1. Leerte es casi mejor que visionar los Juegos :) Uno ahorra tiempo y disfruta de un análisis profundo.

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