Hay muchas fechas posibles que pueden ser marcadas como inicio del siglo XXI, no en su sentido cronológico sino en un sentido cultural, sociológico o espiritual, en el sentido de existir un hito que rompe definitivamente con las estructuras, visiones y mentalidades del siglo XX y deja paso a una época que se rige bajo principios radicalmente diferentes. Se habla del 11 de septiembre de 2001 y los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono como dicha fecha clave. También se podría mencionar el 15 de septiembre de 2008, día de la quiebra de Lehman Brothers. O el 11 de marzo de 2020, día en que la Organización Mundial de la Salud declaró el brote de coronavirus como pandemia global. O el 24 de febrero de 2022, que fue la fecha en la que Rusia invadió Ucrania iniciándose un conflicto bélico que aún se mantiene. Yo voy a proponer una fecha aparentemente menos significativa: el 25 de mayo de 2012. ¿Qué sucedió ese día? Que Nueva Orleans se convirtió en la primera ciudad de Estados Unidos en no tener diario impreso. Efectivamente, ese día el New Orleans Times-Picayune, una de las cabeceras más antiguas de Estados Unidos (fue fundada en 1837) y Premio Pulitzer en 2005 por su cobertura del huracán 'Katrina', anunciaba que, a partir del otoño siguiente, ya no tendría una cita diaria con los lectores, y, por culpa de la crisis, solo editaría tres números a la semana (miércoles, viernes y domingo). Si atendemos (con permiso de Woody Allen) a los postulados del sociólogo estadounidense Marshall McLuhan, un cambio en la esfera de los medios de comunicación implica un cambio en toda la esfera social. La irrupción de la 'Galaxia Gutemberg' (con el nacimiento de la imprenta) trajo consigo la aparición del Renacimiento, de la Reforma protestante, de la Ilustración y los grandes procesos revolucionarios iniciados en 1789 y que atravesaron todo el siglo XIX. La llegada de la 'Galaxia Marconi' (con el triunfo de la radio como medio de comunicación) es inseparable del surgimiento de movimientos políticos de masas y de líderes fuertes e incontestables como el fascismo y Mussolini, el nazismo y Hitler, el comunismo y Lenin y Stalin y el New Deal estadounidense y Franklin Delano Roosevelt. Finalmente, la que suele ser denominada 'Galaxia McLuhan' (con el triunfo de la televisión) también trajo consigo cambios sociales, políticos y culturales decisivos. Lo que ahora está en juego es el dominio de un nuevo medio (internet y redes sociales), el nacimiento de una nueva galaxia, que podríamos llamar 'Galaxia Google' y que es inseparable de fenómenos como el Brexit, el liderazgo de Donald Trump y la creciente polarización en los sistemas políticos de todo el mundo. La primera gran víctima de esta tendencia es la progresiva caída de la prensa y los medios de comunicación impresos, tanto periódicos como revistas, conforme no deja de crecer la lectura de noticias y artículos a través de ordenadores, tablets y teléfonos móviles. Por ello, es interesante traer a colación un proyecto editorial que existió entre 2003 y 2007 y que, visto en retrospectiva, suponía todo un descomunal desafío a las tendencias que ya estaban empezando a desplegarse en la primera década del siglo XXI: me refiero a la revista Trax.
La revista Trax fue una publicación dedicada a la música electrónica y nació como filial de la revista homónima francesa Trax, dedicada a ese mismo tipo de música. En la década de 1990, en la última década del siglo XX, la música electrónica conoció un importante salto cualitativo cuyo epicentro, dentro de la complejidad de movimientos y tendencias existentes, cabe situar en la ciudad británica de Manchester. Al amparo de la neopsicodelia introducida por bandas como The Stone Roses y de los cambios en la cultura de la música "disco", con DJs que, a sus dispositivos clásicos, empezaron a añadir un teclado, pasando de ser meros "pinchadiscos" a auténticos creadores cuyas sesiones empezaron a ser grabadas y escuchadas fuera del ámbito original donde las mismas habían tenido lugar, nuevas formas y texturas sonoras se fueron abriendo paso en los oídos de los oyentes, que empezaron a descubrir que nuevos estilos y tendencias habían comenzado a irrumpir con fuerza en el panorama musical. Ello fue un catalizador decisivo para que la música electrónica en sus diferentes vertientes (house, techno, ambient, breakbeat y hip hop) fuera contemplada de un modo radicalmente diferente y se generara en torno a ella una cultura y un estado de opinión en la que incidieron especialmente dos ideas de gran intensidad:
–Por un lado, se empezó a considerar que la música electrónica podía tomar el relevo del pop y del rock como centro de gravedad del mainstream de la música popular. En un momento de cierto estancamiento creativo del pop-rock, los sonidos de los sintetizadores podían esconder el gran revulsivo para una revolución musical de gran calado.
–Por otro lado, se pensó que, igual que la psicodelia de finales de los 60 en California fue la banda sonora del movimiento contracultural de dicha época, la música electrónica podía ser el sonido de referencia de una transformación cultural de envergadura en la entrada del siglo XXI. De hecho, esa fue, por ejemplo, la tesis que latía en el discurso de la revista Ajoblanco, cuya segunda época se publicó entre 1987 y 1999, en relación a este tipo de música.
Por ello, a la altura de 2003, se pensó que consolidar una revista de referencia para el mundo de la música electrónica en España podía ser no solo una propuesta de éxito sino casi una alternativa necesaria para el momento cultural que se estaba viviendo. Ese fue el contexto en el que nació Trax.
Mientras que las revistas británicas de música electrónica se movían entre el populismo y la apuesta por un público amplio y masivo de Mixmag y el elitismo y apuesta rigurosa por la calidad de The Wire, Trax, al igual que su matriz francesa, optó por situarse en un territorio intermedio: sin renunciar a apoyar la exquisitez y la distinción musical, al contrario, buscándolas y apoyándolas, no renunciaba a llevar a sus páginas los nombres más comerciales y populares. Por otro lado, frente a un posible formato de menor coste, la edición de la revista era lujosa, elegante y visualmente más que atractiva, con un diseño moderno y llamativo, acorde con la línea editorial y de contenidos que la revista quería mantener. Además, cada uno de los números de la cabecera iba acompañado de un CD con una selección de temas de música electrónica de diversos estilos y tendencias. En definitiva, se trató de un proyecto ambicioso y exigente que buscaba convertirse en referencia fundamental de la prensa musical española. No obstante, Trax sufrió todo tipo de avatares y reveses a lo largo de sus cuatro años de existencia. Tuvo hasta tres cambios de empresa editora mientras conservó la denominación de Trax y, finalmente, cambió su nombre de cabecera por el de Beat pero conservando la secuencia de numeración para subrayar la continuidad del proyecto. Pero todo ello resultó infructuoso y la revista terminó desapareciendo, a pesar del mimo con que era editada y la amplitud de la información que proporcionaba a sus lectores. En 2010, Llorenç Roviras publicó este artículo que enlazamos, donde amplió todos los detalles de este tan apasionante como accidentado proceso, que es muestra de las dificultades que existen en España para sacar adelante cualquier proyecto de divulgación cultural con un mínimo de rigor y exigencia. Pero, más allá de las limitaciones que puede sufrir en España el mercado de cualquier manifestación artística o creativa (sea la música, la literatura o el cine), creo que Trax también fue víctima del radical cambio de época que estaba teniendo lugar en la primera década del siglo XXI.
Póster publicado por la revista Trax en la que se resumía todo el desarrollo de la música electrónica desde la década de los 70 hasta la primera década del siglo XXI
Efectivamente, a partir de esos años, la prensa y las revistas impresas iban a iniciar un proceso de decadencia en favor de los medios de comunicación online y, poco a poco, tanto las compañías discográficas como, sobre todo, los artistas iban a buscar el contacto directo con el público a través de las páginas web y, unos años después, a través de sus perfiles en redes sociales. El gran problema de fondo es que un modelo de revista como el de Trax estaba dejando de ser útil a lectores, discográficas y artistas. La saturación en la oferta disponible en choque con unas condiciones de poder adquisitivo crecientemente más deterioradas sobre todo para los sectores más jóvenes de la sociedad (segmento preferencial para un tipo de publicación como Trax) estimulaban una competencia cada vez más encarnizada entre las diversas opciones y alternativas disponibles, que empezaron a no ver a la prensa convencional como la vía en la que debían poner todas sus esperanzas de cara a confiar el desarrollo de sus carreras profesionales e iniciaron la exploración de otras vías que ofrecía internet de cara a promocionar y publicitar sus trabajos. Los lectores potenciales, con unas condiciones económicas cada vez más restrictivas y limitadas, sobre todo con la crisis iniciada en 2007, también perdieron el interés de estar al día de todas las novedades surgidas en el mercado musical y de todos los conciertos y eventos programados para el futuro inmediato, cuando el encontrar un trabajo o poder acceder a una vivienda se empezaron a convertir en las preocupaciones esenciales. Sumemos a todo ello que la primera gran partida que se ve recortada cuando llega una crisis es la de la publicidad de las empresas y tendremos el panorama completo de por qué los medios de comunicación impresos (sobre todo, los relacionados con temas culturales y creativos) han sufrido el descomunal retroceso que han experimentado en los últimos veinte años con el desarrollo paralelo del universo online con toda la serie de consecuencias e implicaciones que se derivan de ello. Aunque Mixmag y The Wire siguen publicándose en el Reino Unido, la cabecera francesa de Trax dejó de existir en junio de 2023. Más allá de una perspectiva estrictamente local, una visión más amplia nos permite concluir que el futuro, para bien o para mal, tiende a ser online y que esta es una tendencia que va a ser muy difícil de detener o revertir.
Si quieren tener más detalles y un mayor desarrollo de todo lo que le hemos contado en este artículo, pueden acceder al siguiente podcast donde ampliamos la información sobre el tema y lo tratamos con mayor profundidad. Además de este audio, pueden ver a continuación una videocreación de homenaje y una selección de 35 temas que muestran cómo era la escena de la música electrónica entre los años 2003 y 2007, período en el que la revista Trax desarrolló su actividad.
ENLACE AL PODCAST SOBRE LA REVISTA TRAX EN EL CANAL DE SPOTIFY DE LA DIMENSIÓN SÚBITA
VÍDEO NOCTURNO ELECTRÓNICO
En esta videocreación, con imágenes creadas con Midjourney y montadas por José Manuel Cruz y con música de Santiago Muñoz, realizamos un homenaje y una velada revisión a la música electrónica y a la cultura de club y al ideario de transformación social y cultural que se relacionó con las mismas en la última década del siglo XX y primera del siglo XXI.
UNIVERSO TRAX
A continuación, enlazamos 35 videoclips de canciones que se incluyeron en los CDs con los que la Trax acompañaba cada uno de los números de la revista. Todo un muestrario (resumido) de cómo era la escena de la música electrónica entre los años 2003 y 2007.
CHEMICAL BROTHERS – MUSIC: RESPONSE
UNKLE – EYE FOR AN EYE
LA MALA RODRÍGUEZ – LA NIÑA
RICARDO VILLALOBOS – DEXTER
TIED & TICKLED TRIO – THE LONG TOMORROW
DAVE CLARKE – THE WOLF
UNDERWORLD – REZ/COWGIRL
NITIN SAHWNEY – RAAG
HYMIE’S BASEMENT – 21TH CENTURY POP SONG
MAJESTIC – MIDNIGHT ELECTRIC
NICKODEMUS & OSIRIS – MARIPOSAS
OXIA – HASARD
MARTINA TOPLEY-BIRD – SANDPAPER KISSES
LKAN – GAYHETERA
PAUL KALKBRENNER – PRESS ON
SQUAREPUSHER – TETRASYNC
OJOS DE BRUJO – TIEMPO DE DRUMBA
BUGGE WESSSELTOFT – eL
TORTOISE – FIVE TOO MANY
MISS KITTIN – PROFESSIONAL DISTORTION
DORIAN – TE ECHAMOS DE MENOS
FANGORIA – RETORCIENDO PALABRAS
DAVID GUETTA – USED TO BE THE ONE
NACHO SOTOMAYOR – ABSOLUT
ARTO LINDSAY – PERSONAGEM
2 RARE PEOPLE – OCEAN
FREESTYLERS – THE SLAMMER
MARTINI BRÖS – SHE’S HEAVY METAL
SCISSOR SISTERS – TITS ON THE RADIO
BJÖRK – MOUTH’S CRADLE
CHICO Y CHICA – CHANTAJA
DAVID BORDALÁS – METRO LIGHTS
R DE RUMBA CON CLOAKA COMPANY – SOLO UNA EXCUSA
FATBOY SLIM – SLASH NOT DASH
LAURENT GARNIER – BARBITURIK BLUES
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