Hoy, en nuestra sección "Cine-Club", traemos la película Teorema (1968) de Pier Paolo Pasolini, la cual podrán ver íntegramente al final del artículo.
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No se puede explicar una película como Teorema de Pier Paolo Pasolini sin tener en cuenta el contexto sociopolítico que existía el año de su realización, 1968, un momento en que parecía que todo podía cambiar, transformarse, mutar, en que parecía que todo podía dejar atrás una etapa histórica para dejar paso a otra radicalmente diferente. Podemos pensar que ello era porque 1968 era un año de crisis, un año en el que el sistema había empezado a dejar de funcionar y, en consecuencia, necesitaba un recambio, una sustitución. Es decir, 1968 sería una especie de año bisagra entre el fin de una época y el nacimiento de otra. Habitualmente, ello es así. Pensamos en años críticos y decisivos como 1789, 1848, 1870, 1914, 1980, 2008 (año el que estalló una crisis en la que, en realidad, aún estamos sumidos)... y, en todos esos instantes, los acontecimientos se ajustan al patrón descrito: lo que existía, deja de valer y deja de ser útil y nace un proceso de gestación (más o menos prolongado) que da paso a una nueva etapa. Pero, en realidad, 1968 no encaja en ese modelo. Porque 1968 no era exactamente un año de crisis: la economía estaba atravesando un período boyante, el "estado del bienestar" nacido tras la II Guerra Mundial era asumido por todas las fuerzas políticas y se hallaba en plena fase de expansión y el dinamismo social y cultural en los países occidentales hacía hervir las calles, las universidades, los medios de comunicación y los ambientes artísticos y creativos. Pero la acumulación de cambios progresivos que se habían producido en las décadas anteriores y las dinámicas que estaban teniendo lugar tanto en Occidente como en los países socialistas tras el Telón de Acero hacían presagiar un seísmo global que iba a alterar el mundo tal como era conocido hasta entonces. Es decir, en 1968 empezaron a extenderse, en mayor o menor medida, todo un conjunto de expectativas de cambio que son las que conforman el trasfondo de Teorema de Pier Paolo Pasolini.
En el dibujo superior, recreación de una escena de Teorema (1968) de Pier Paolo Pasolini con una imagen de Terence Stamp, quien encarna al extraño personaje que desencajará las estructuras de una familia burguesa tradicional italiana
En Checoslovaquia, estaba teniendo lugar la "primavera de Praga" y ello hacía albergar esperanzas de que los países socialistas, regidos aún por los cánones más o menos relajados del estalinismo, podían evolucionar hacia un proceso de democratización. Las tendencias políticas en Italia (con la fuerza creciente del Partido Comunista Italiano), Reino Unido (con un Partido Laborista que avanzaba en el proceso de estatalización de la economía británica), Escandinavia (con unos partidos socialdemócratas profundamente arraigados), Francia (con los sucesos del "Mayo del 68", que hacían presagiar una revolución inminente) y Estados Unidos (con el auge de los movimientos contraculturales, la lucha por los derechos civiles de la población negra en su punto más álgido y la fortísima oposición social a la guerra de Vietnam, en la que habían coincidido grupos de muy diversa índole) permitían concebir que los países capitalistas occidentales iban a converger, en mayor o menor grado, hacia economías de tipo socialista. Países capitalistas y países socialistas realizarían sendos viajes que acabarían coincidiendo en su punto de llegada ideal y perfecto: la conformación de un nuevo sistema en el que, por un lado, habría la democracia y libertad propios de los países capitalistas occidentales y, por otro, la gestión pública de los asuntos económicos y la aspiración a la igualdad de los países socialistas. Es decir, el paraíso podía estar muy cerca. Pero todo ello, al final, fue una mera quimera. En Francia, las elecciones legislativas francesas celebradas el 23 y el 30 de junio de 1968 dieron una amplísima mayoría al gaullismo conservador de la UDR, con Georges Pompidou al frente (354 de los 487 escaños de la Asamblea Nacional); en la noche del 20 al 21 de agosto, los tanques del Pacto de Varsovia invadían Checoslovaquia y ponían fin a la "primavera de Praga"; y el 5 de noviembre, el Partido Republicano conquistaba la presidencia de Estados Unidos con Richard Nixon como candidato. A partir de ese momento, los sueños que, por unos instantes, parecieron que se iban a hacer realidad, se desvanecieron por completo para siempre.
TRÁILER DE TEOREMA
Teorema se estrenó el 5 de septiembre de 1968 en el Festival de Venecia. Por lo tanto, fue concebida en un momento en el que las expectativas expuestas estaban en todo su auge y aun no se habían enfrentado al choque abrupto con la realidad. Sin embargo, su divulgación tuvo lugar cuando esas expectativas estaban empezando a quebrarse y, de hecho, las mismas dificultades que la película afrontó al poco de ser estrenada, ya presagiaban que su discurso arrastraba grietas más que significativas. Teorema nos narra cómo la vida de una familia italiana tradicional de la alta burguesía (formada por Massimo Girotti, el padre, Silvana Mangano, la madre, Anne Wiazemsky y Andrés José Cruz Soublette, los hijos, y Laura Betti, la criada) se ve incomprensiblemente alterada por la llegada de un extraño visitante (Terence Stamp). Cuando el visitante se marcha, la familia es incapaz de continuar con su vida anterior y la misma se desintegra a la vez que cada uno de sus miembros (de diferentes modos) se desconecta completamente de la realidad. En la medida en que el film renuncia a cualquier tipo de explicación, resulta inquietante y desconcertantemente ambiguo y ello explica que, pese a tratarse Pasolini de un autor situado en el ámbito de la izquierda radical, recibiera, por ejemplo, en el Festival de Venecia, un premio de la Oficina Católica Internacional del Cine (premio breve ya que, casi inmediatamente, le fue retirado ante las críticas que el papa Pablo VI lanzó contra la película). Igualmente, tras su proyección en el mencionado certamen, el film fue secuestrado por la policía italiana y su director resultó acusado del cargo de obscenidad, del cual fue finalmente absuelto por los tribunales. Por lo tanto, a pesar de la condición aparentemente inocua de la película en función de su carácter críptico, en ella se percibió algún tipo de peligro derivado de la combinación entre la indefinición de su mensaje y el agitado contexto sociocultural que hemos descrito en párrafos anteriores. Porque lo que, a fin de cuentas, el film de Pasolini viene a expresar o representar es la debilidad de las estructuras sobre las que se asienta todo el orden establecido, un orden que ya no generaría ningún tipo de interés, atractivo o credibilidad. Basta la irrupción de cualquier minúscula presencia, de cualquier ente ajeno a la realidad en la que se vive, de cualquier hecho excepcional externo a la rutinaria cotidianidad, para que esta se derrumbe y se desee apartarse de ella para siempre. Pero, ¿en qué medida este planteamiento tiene una base sólida? Si reflexionamos sobre lo que ha ocurrido a lo largo de la Historia y, sobre todo, a la luz de lo acontecido desde 1968 en adelante (incluyendo las posiciones posteriores de Pasolini y el propio desenlace fatal de su vida), no es difícil concluir que el planteamiento de Teorema, en última instancia, es simplemente una "ilusión" en todos los sentidos posibles de esta palabra.
En el dibujo superior, de izqda. a dcha. y de arriba abajo, recreación de las imágenes de Silvana Mangano, Anne Wiazemsky, Massimo Girotti y Laura Betti en Teorema
Lo habitual es que los outsiders visionarios acaben siendo marginados sociales que, en el mejor de los casos, son ignorados y, en los casos más extremos, cuando se entrevé que tienen alguna posibilidad de que su discurso, su postura o sus posiciones alcancen una relevancia significativa, los mismos sean reprimidos, silenciados o eliminados. Cualquier outsider, o logra mimetizarse con el ambiente que le rodea, adaptarse a un perfil que, quizás, no va acorde con su forma de pensar, o su única salida es la soledad o la marginación. Si analizamos la obra posterior de Pasolini, en cierto modo el discurso de Teorema vendría a quedar desmentido. Frente a la confianza en una renovación espiritual, una renovación interior del ser humano, que parece desprenderse de El evangelio según San Mateo (1964) como de la propia Teorema, títulos posteriores de su filmografía como Pocilga (1969) o Saló o los 120 días de Sodoma (1975) están impregnados de un profundo pesimismo que va paralelo al que destilan sus escritos de esos años. En algunos de sus artículos, reunidos en sus Cartas luteranas, dice por ejemplo:
Mi Accattone en televisión después del genocidio (Il Corriere de la Sera, 8-10-1975)
"En el cinturón de barrios periféricos, que constituía la metrópolis plebeya, (...) [había] una «cultura» viva. (...) Entre 1961 y 1975, algo esencial cambió: se produjo el genocidio. Se destruyó culturalmente una población. Y se trata precisamente de uno de esos genocidios culturales que precedieron a los genocidios físicos de Hitler. Si yo hubiese hecho un largo viaje y hubiese regresado al cabo de unos años, al dar una vuelta por la «grandiosa metrópolis plebeya» habría tenido la impresión de que todos sus habitantes habían sido deportados y exterminados, sustituidos en las calles y en los descampados, por pálidos, feroces e infelices fantasmas. Como las SS de Hitler. Los jóvenes –vaciados de sus valores y de sus modelos como si de su sangre se tratara– se han convertido en copias espectrales de otro modo de ser y de concebir la existencia: el pequeño burgués".
Carta luterana a Italo Calvino (Il Mondo, 30-10-1975)
"El «nuevo modo de producción» ha producido pues una nueva humanidad, o sea, una «nueva cultura»; ha modificado antropológicamente al hombre (especialmente al italiano). Esta «nueva cultura» ha destruido cínicamente (genocidio) las culturas precedentes: desde la cultura burguesa tradicional a las diversas culturas populares, particularistas y pluralistas. Los modelos y los valores destruidos han sido sustituidos por los modelos y los valores propios de esa «nueva cultura» (aún no definidos ni nombrados), que son los de una nueva especie de burguesía. Los hijos de la burguesía son pues privilegiados al realizarlos, y al realizarlos (con inseguridad y, por tanto, con agresividad), se ponen como ejemplo ante quienes son económicamente impotentes para seguirles, y se ven reducidos, justamente, a la condición de espectrales y feroces imitadores".
En el dibujo superior, recreación del impactante desenlace de Teorema con el personaje de Massimo Girotti habiendo perdido todas sus creencias y referencias
Desde lo que Pasolini expresa en dichos artículos, podemos ver Teorema de otra manera que nos permitiría ir más allá de su interpretación inmediata que, por lo explicado, solo tendría a día de hoy un valor meramente histórico o testimonial. Ese extraño visitante que protagoniza el film no sería una especie de Mesías que vendría a transformar el orden establecido sino que, tal vez con la apariencia, eso sí, de un falso Mesías, vendría a representar ese capitalismo disruptivo que arrasa con la cultura previa existente y deja a quienes basaban sus vidas en ella ausentes de cualquier tipo de guía, referencia o directriz por la cual conducirse. Teorema sería, así, una película profética en un sentido distinto a cómo se pudo ver en su época: no vaticinaba el fin de las estructuras establecidas sino su evolución hacia un sistema frío e implacable que debía pasar por la "deshumanización" para que su triunfo fuera irrefutable. En cierto modo, Teorema nos anunciaba el mundo en el que estamos instalados y el mundo que ha de venir. Y, por ello, el final de la película es mucho más escalofriante de lo que una primera visión puede hacernos pensar: el grito aterrador y desolador del personaje no es ni más ni menos que nuestro propio grito. El espectador no hace otra cosa, en realidad, que verse a sí mismo, a su presente y a su futuro.
A continuación, en el vídeo Teorema inverso (compuesto por imágenes creadas por José Manuel Cruz con la herramienta Midjourney y con música de Santiago Muñoz) se refleja algunas de las ideas que hemos expuesto en los párrafos anteriores.
VÍDEO TEOREMA INVERSO (CON MÚSICA DE SANTIAGO MUÑOZ)
A continuación, pueden ver la película en su integridad (en versión original con subtítulos en español).
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