FIRE SUPPLY (2024) DE LUCÍA SELES: EXPERIMENTACIÓN Y TERNURA

Luján (Gabriela Ditisheim), el sanjuanino (Ignacio Sánchez Mestre) y la madre del sanjuanino (Susana Pampín), tres de los emblemáticos personajes del “ciclo del tenis” de Lucía Seles


Tras las primera cuatro películas de la serie de la directora Lucía Seles denominada Odio desencadenada o “ciclo del tenis” (Smog en tu corazón –2022–, Saturdays Disorders –2022–, Weak Rangers –2022– y Terminal Young –2023–), el 26 de abril de 2024, en el 25º Festival Internacional de Cine de Buenos Aires, BAFICI, se estrenó el quinto título de la saga, Fire Supply, en el que vuelven a aparecer los mismos personajes de los anteriores episodios (la tenista, el contable, Luján el sanjuanino, la madre del sanjuanino…), repite el mismo magnífico elenco de las películas previas (Pablo Ragoni, Laura Nevole, Ignacio Sánchez Mestre, Gabriela Ditisheim, Martín Aletta, Susana Pampín...) y continúa ese tono tan personal de la cineasta en la que conviven de manera asombrosa el experimentalismo más agudo con la mirada más entrañablemente tierna hacia la realidad. No es nada fácil combinar ambos rasgos en una misma personalidad creativa, en la medida en que la experimentación suele implicar un distanciamiento de la realidad que supone alejar emociones, sentimientos y empatía hacia las situaciones mostradas. No obstante, hay momentos en que esta tendencia se rompe y se consiguen momentos tan extraños como excelsos. En Ulises de James Joyce, en medio de toda la parafernalia verbal y narrativa de la novela ocurren dos de estos momentos: el primero cuando, al final del capítulo 13, el que se hubiera tenido que titular “Nausicaa” (aunque en la primera edición de la obra, no había ni división en capítulos ni, en consecuencia, títulos de los mismos), Leopold Bloom descubre que la chica en la que se ha fijado en la playa, Gerty McDowell, es coja; el segundo, al final del capítulo 15, el que se hubiera titulado “Circe”, cuando, en el instante en que Leopold Bloom levanta del suelo a Stephen Dedalus, al primero se le aparece la imagen de Rudy, su hijo muerto. En el cine, recuerdo la escena de Lemmy contra Alphaville (1965) de Jean-Luc Godard en la que Eddie Constantine le explica a Anna Karina qué es el amor o dos de Vivir en Sevilla (1978) de Gonzalo García-Pelayo en la que, en una, el pintor interpretado por Guillermo Méndez rememora la historia de un exiliado y, en otra, mantiene una conversación con su hijo sobre las mujeres. El mérito de Lucía Seles es que esa búsqueda de la emoción, esa mirada tierna hacia la realidad y hacia sus personajes se mantiene a lo largo de todo el metraje de sus películas a la par que hay un constante juego vanguardista con las imágenes y con las estructuras narrativas, como si su cine estuviera dominado por la convicción de que la empatía y el respeto hacia el mundo y sus habitantes solo es posible si abandonamos los puntos de vista rutinarios y convencionales, es decir, la empatía y el respeto guiados meramente por la monotonía, y adoptamos permanentemente una perspectiva renovada, original e insólita.


La tenista (Laura Nevole) y el contable (Pablo Ragoni), otros dos de los personajes recurrentes de la, hasta ahora, pentalogía de Lucía Seles Odio desencadenada


En el cine de Lucía Seles, los rincones más desconocidos de Buenos Aires y las personas que podrían mantenerse en el anonimato de una gran urbe se convierten en protagonistas inusitados de sus películas registrando, reconociendo y ensalzando su dignidad y humanidad. Paradójicamente, un cine alejado de cualquier tipo de patrón estilístico fácilmente reconocible (a lo sumo, hay en él ecos que podemos reconocer con algún esfuerzo) acaba estando al servicio de la idea de que hay que defender un mundo construido a la medida del ser humano, es decir, es un cine vanguardista y emocional porque, en última instancia, es un cine humanista, lo cual acaba constituyendo una tríada que es la que define la personalidad única de la cineasta. En las películas de Seles, los personajes buscan su felicidad porque cómo no van a tener derecho a ser felices y se duelen por sus reveses porque cualquier frustración es dolorosa. Pero siguen adelante y, en la renovación de sus empeños y de sus propósitos, adquieren mayor grandeza que nunca. Fire Supply ahonda, consolida y depura todas estas claves pero, probablemente, es el momento de centrar nuestra atención en dos aspectos esenciales de su estilo, como son el desafío visual y el desafío narrativo que el mismo supone, desafíos que están presididos por el principio que podríamos denominar “fragmentariedad y complementariedad”.


Martín Aletta da vida a otro de los personajes emblemáticos de la “pentalogía del tenis” de Lucía Seles


1.- El desafío visual.- Desde el punto de vista visual, Lucía Seles maneja filmaciones de diversa naturaleza, muchas de ellas jugando con la aparente casualidad de las grabaciones, como si hubieran sido tomadas en paseos erráticos y aleatorios, y en más de una ocasión transgrediendo la posición estática de la cámara y la horizontalidad del enfoque correcto. En las imágenes narrativas, no le preocupa mantener centrados permanentemente a los personajes en la toma ni que la iluminación caiga uniforme sobre ellos, reforzando el carácter de espontaneidad de la filmación y la idea de que la cámara está donde está como de casualidad. Igualmente, los personajes son grabados en muchas ocasiones desde ángulos y posiciones inauditos, acentuando constantemente las sorpresas que el espectador va recibiendo conforme avanza el metraje de sus películas. Todo ello, todo este entramado de mecanismos visuales, termina creando un ritmo narrativo tan peculiar como dinámico en el que parece que se nos va contando una historia a la medida que se va creando y articulando.



 
En los dibujos superiores, recreación de algunas de las atrevidas tomas realizadas por Lucía Seles en Fire Supply

Sin embargo, en más de una ocasión, nos tienta la idea de que todo es menos casual de lo que parece o que, más bien, el superficial caos que parece desprenderse de estas imágenes tiene un propósito bien definido: alcanzar el hallazgo casual, la realización de la toma perfecta sin planificación previa. Veamos, por ejemplo, en los siguientes dos dibujos, que recrean escenas del tramo del film, un hecho más que curioso:



En estas dos escenas, el centro de las mismas es ocupado por el protagonista del momento narrativo del film. En la primera, el dueño de la pista de patinaje. En la segundo, el contable, que ha llegado al club de tenis con dos ramos de flores. Si un director convencional rodara estas escenas, planificaría totalmente los movimientos de los actores y pondría marcas en el suelo con el fin de que cada uno ocupara el lugar correcto en el encuadre y no se cruzaran entre ellos de modo que alguno tapara a otro. Según la sensación que se desprende del modo de rodar de Lucía Seles, ¿cómo es posible conseguir dos encuadres tan perfectos como los que acabamos de ver? Lo único que podemos decir es que la “perfección alcanzada por azar” (o aparentemente al azar) tiene un poder expresivo que nada tiene que ver con la “perfección previamente planificada”. Ese es uno de los encantos indudables de todo el cine de Lucía Seles y una de las virtudes que nos deslumbra cuando nos aproximamos al mismo.

2.- El desafío narrativo.- Si, desde el punto de vista visual, el cine de Lucía Seles es anticonvencional, las diferentes tramas narrativas de sus historias, en principio, siguen esquemas habituales: personajes clara y fuertemente perfilados que persiguen un propósito y tienen que sortear toda una serie de dificultades para alcanzarlo. Incluso, en la trama más poderosa de Fire Supply, la del sanjuanino que busca emparejar a su madre con el dueño de la pista de patinaje, en su clímax está presente el recurso narrativo que se considera más potente en cualquier manual de escritura creativa: el revés, la irrupción de un elemento que impide que el personaje cumpla con su objetivo a pesar de que ha parecido superar todos los obstáculos con los que se ha encontrado en el camino. Sin embargo, ese esquema digamos tradicional se ve alterado por la estructura del montaje, que va saltando de una trama a otra e incluyendo reflexiones visuales de un modo completamente innovador, convirtiendo sus films en un mosaico deslumbrante. Además, el contenido de las tramas, lejos de ser convencional, se caracteriza por aunar un carácter fuertemente realista pero, a la vez, con un agudo toque poético y, a veces, con un humor peculiar que roza con lo absurdo, que nos suele sumergir en la más gozosa perplejidad. Podríamos decir que en el cine de Lucía Seles hay una intensa exaltación de la épica, de la lírica y de la estética de la cotidianidad, la elevación del héroe anónimo urbano a la categoría de símbolo y arquetipo de época y de lugar.



 
En el cine de Lucía Seles, la cotidianidad acaba siendo elevada a categoría épica

 

Por todo lo dicho, Fire Supply es un hito más en la filmografía de la cineasta y un acicate para seguir deseando ver sus nuevas películas. Sabemos que ya está filmando la continuación de The Urgency of Death, con el título provisional de Orgullo del eurobasket, y sospechamos que los personajes del “ciclo del tenis” y, tal vez, de School Privada Alfonsina Storni tendrán nuevas vivencias, experiencia y avatares: Buenos Aires seguirá teniendo su excepcional trovador visual y el cantor de sus rincones más íntimos, secretos y desconocidos.

 

No tenemos duda de que seguiremos viviendo más “aventuras” de los personajes del “ciclo del tenis”




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