RABIOSAMENTE INDEPENDIENTES: 12 CINEASTAS ESPAÑOLES IMPOSIBLES DE CLASIFICAR

 

Una de las características más sorprendentes del cine español es la larga lista de directores independientes que, contra viento y marea, en contextos siempre adversos y, en muchas ocasiones, sin el apoyo de estructuras industriales fuertes, han logrado hacer cine de autor con criterios propios y con un estilo absolutamente personal e inconfundible. En nuestro artículo de hoy, hablamos de doce nombres de cineastas que se ajustan a dichas características. Hay muchos más y, en entregas posteriores, ampliaremos esta nómina, que constituye, sin duda, uno de los hechos más insólitos de toda la historia de la cinematografía mundial. 

 

1.- Lorenzo Llobet Gracia

 

A la izqda. retrato de Lorenzo Llobet Gracia. A la dcha., fotograma de Vida en sombras (1949)

 

El catalán Lorenzo Llobet Gracia (1911-1976) era un loco por el cine. Acumuló decenas de grabaciones caseras, realizadas con escasos medios, que lo convirtieron en una figura de referencia dentro del cine amateur de Barcelona (fue especialmente famosa una de 1936 que registró la llegada de Manuel Azaña a la Ciudad Condal en visita oficial). Esa pasión por el cine le llevó a producir por sí mismo en 1949 una película que retrataba, precisamente esa obsesión casi enfermiza: Vida en sombras. Protagonizada por Fernando Fernán Gómez y María Dolores Pradera, el film contaba la historia de Carlos, un hombre cuya vida, desde su mismo nacimiento, está marcada por el séptimo arte. Su vínculo con el cine le traerá dichas y sinsabores pero será un nexo del que no podrá escapar y sin el cual su propia existencia no tendría sentido para él. Lorenzo Llobet Gracia realizó Vida en sombras con ilusión y desbordado entusiasmo pero se encontró con un obstáculo que no podía esperar: al emprender tras su finalización los trámites administrativos, le concedieron una calificación inferior, de modo que quedó automáticamente excluida de la posibilidad de ser proyectada en los principales cines del país, lo cual dificultó sobremanera su distribución. No se trataba de un problema de censura o de que las autoridades la considerasen una película peligrosa para el régimen sino que simplemente la vieron como una película de baja calidad sin apreciar los valores cinematográficos que residían en ella, posiblemente porque se adelantó en muchos años a tendencias estéticas que estaban aún por cristalizar. Ello supuso la ruina económica para Lorenzo Llobet y un durísimo golpe emocional que prácticamente acabó con sus ilusiones profesionales. Hoy día, Vida en sombras es una de las películas más valoradas de nuestra filmografía y, cada vez que se hace una encuesta entre los críticos sobre las mejores películas del cine español, suele ocupar un destacado lugar. Aunque tarde, Lorenzo Llobet Gracia ha obtenido el reconocimiento que se merecía dentro de la historia de nuestro séptimo arte.

 

2.- José Val del Omar

 

A la izqda. retrato de José Val del Omar. A la dcha., fotograma de Fuego en Castilla (Tactilvisión del páramo del espanto) (1960)


Dudo que exista en el cine mundial una figura con un perfil parecido al de José Val del Omar (1904-1982). Creador de avances técnicos audiovisuales (en el sentido más amplio de la palabra, ya que fueron tanto visuales como sonoros) que puso en práctica él mismo con efectos estéticos tan descomunales como deslumbrantes. Su Tríptico elemental de España, formado por tres piezas, Aguaespejo granadino (1955), Fuego en Castilla (Tactilvisión del páramo del espanto) (1960) y Acariño galaico (De barro) (1995), es un torrente abrumador de imágenes chisporroteantes que, a la vez que deconstruyen el imaginario icónico de tres espacios del país como son Granada, Castilla y Galicia, ofrece una visión de la hispanidad completamente alejada de tópicos y esquemas convencionales y deja estupefacto a cualquier espectador con una factura visual que no tiene parangón con la de ningún otro cineasta conocido. Aquí pueden ver Aguaespejo granadino y Fuego en Castilla para que ustedes mismos saquen sus conclusiones:

 

Aguaespejo granadino (1955)

 

Fuego en Castilla (1995)

 

 

3.- Jacinto Esteva

 

A la izqda., retrato de Jacinto Esteva. A la dcha., fotograma de Lejos de los árboles (1972)


La biografía de Jacinto Esteva (1936-1985), uno de los más destacados representantes de la llamada "escuela de Barcelona", daría para toda una película (de hecho, en 1990, Joaquim Jordá realizó un documental sobre su vida, El encargo del cazador), con sus diferentes y contradictorias facetas de cineasta absolutamente innovador y experimental, de aventurero que creó una empresa relacionada con la caza en África y de persona devorada por un alcoholismo que lo embarcó en un doloroso proceso autodestructivo. Como director, realizó dos interesantes cortometrajes, Notes sur l'émigration. Espagne 1960 (1960) y Autour des salines (1964) y los largometrajes Dante no es únicamente severo (1967), codirigido con Joaquim Jordá, Metamorfosis (1970) y Le fils de Marie (1973) pero, sobre todo, es conocido por su documental Lejos de los árboles (1972), rodado en 1963 y no estrenado hasta nueve años más tarde, un recorrido muy personal por las distintas fiestas y celebraciones que tienen lugar a lo largo de la geografía española. En principio, Lejos de los árboles es una denuncia del ambiente de brutalidad y superstición que presiden muchos de los festejos que se celebran en nuestro país pero, conforme el metraje de la película avanza, empezamos a dudar de si la mirada de Jacinto Esteva es de rechazo o de fascinación por las realidades que nos va mostrando (y hasta el propio espectador se verá sacudido por sentimientos contradictorios en relación a lo que contempla). Por la enorme fuerza expresiva de sus imágenes y por la variedad de lecturas e interpretaciones que su visionado ofrece, Lejos de los árboles es, sin duda alguna, uno de los documentales más importantes de toda la historia del cine español.


4.- Paulino Viota

 

A la izqda., retrato de Paulino Viota. A la dcha., fotograma de Cuerpo a cuerpo (1982)

 

El cántabro Paulino Viota (n. 1948) es, actualmente, el mejor analista cinematográfico que existe en nuestro país, con disecciones lúcidas e implacables de las estructuras narrativas, estilísticas y formales de grandes clásicos de la historia del cine. Sin embargo, Viota también tiene una breve, aunque muy influyente y muy apreciada, obra cinematográfica, integrada por una serie de cortometrajes realizados entre 1966 y 1974 (Las ferias, José Luis, Tiempo de busca, Fin de un invierno, Duración, Jaula de todos) y tres largometrajes (Contactos –1970–, Con uñas y dientes –1979–, Cuerpo a cuerpo –1982–) que, según palabras del propio cineasta, cada uno de ellos viene a ser una refutación o distanciamiento del largometraje inmediatamente anterior. Conctactos es un film experimental que anticipa muchas tendencias que se verán en películas posteriores, Con uñas y dientes es una película de fuerte contenido político y, por ello, con una narrativa nítidamente realista y, finalmente, Cuerpo a cuerpo, una historia sobre las relaciones que mantienen unos personajes cuyas vidas se van entrecruzando a lo largo del metraje, es una cinta melancólica y otoñal que está impregnada de ese desencanto que se extendió por ciertos grupos sociales del país al comprobar cuál había sido el resultado final de los años de la Transición. Aunque, desde ese lejano 1982, Paulino Viota no ha vuelto a hacer cine, al menos hemos podido contar con sus lúcidos análisis, auténticas lecciones de sabiduría cinéfila que nos revelan cómo están construidos muchos de los grandes clásicos de la historia del cine y cuáles son los secretos formales que explican el deslumbramiento que nos provocan.


ENTREVISTA A PAULINO VIOTA EN CINE ARTE MAGAZINE


5.- Iván Zulueta

 

A la izqda., retrato de Iván Zulueta. A la dcha., fotograma de Arrebato (1979)

 

El donostiarra Iván Zulueta (1943-2009) es, probablemente, el director con mayor talento visual de la historia de nuestro cine. Gracias a haber tomado en contacto durante una estancia en Nueva York con las tendencias artísticas más avanzadas e innovadoras, regresó a España imbuido de un espíritu rompedor, audaz y provocativo. Su primer trabajo profesional lo realizó en TVE, responsabilizándose del programa de música pop Último grito, donde aportó innovaciones visuales inauditas para la época y creando, muchos años antes de su nacimiento formal, el concepto de lo que más tarde serían los videoclips. Gracias a este programa, pudo realizar su primer largometraje Un, dos, tres... al escondite inglés (1970) en el que consta, sin embargo, José Luis Borau como director por problemas burocráticos y sindicales de la época. Sería en 1979 cuando realizaría su obra magna, Arrebato, una de las películas más extrañas, hipnóticas y fascinantes de toda la historia de nuestro séptimo arte. Film sobre la pasión por el cine, sobre la adicción a las drogas y sobre la agonía de las relaciones sentimentales, revoloteando sobre todo ello con sutileza el tema del vampirismo, Arrebato fue un fracaso comercial en el momento de su estreno para convertirse con posterioridad en un auténtico título de culto, hecho reforzado por el destino posterior del director cuya vida se vio devastada por la adicción a la heroína. Siempre nos quedará la duda de hasta dónde hubiera podido llegar Iván Zulueta si hubiera seguido haciendo cine y profundizando en esa increíble capacidad icónica que caracterizó a todas sus creaciones audiovisuales.

 

ARTÍCULO SOBRE ARREBATO EN CINE ARTE MAGAZINE

 

6.- Gonzalo García-Pelayo

 

A la izqda., retrato de Gonzalo García-Pelayo. A la dcha., fotograma de Nueve Sevillas (2020)

 

Aunque nacido en Madrid, Gonzalo García-Pelayo (n. 1947) es de formación, convicción e idiosincrasia andaluza. Y así lo ha demostrado durante toda su carrera cinematográfica (una de sus múltiples vertientes, además de las de productor musical y apostador profesional, aparte de otros muchas que no vamos a mencionar para no alargarnos demasiado) ya desde su primera película, Manuela (1976), que supuso un descomunal éxito de taquilla. Fue su (único) tributo al cine más convencional, dentro de las heterodoxias que ya tenía el film, porque, a partir de ese momento, se apartó de cualquier cauce cómodo para optar por caminos siempre audaces, arriesgados y provocativos. En un mismo año, realizó Vivir en Sevilla (1978), película que se convertiría con el tiempo en un título de culto y que es considerada una de sus obras maestras, e Intercambio de parejas frente al mar (1978). En 1982, estrenó Corridas de alegría (1982), una road-movie gamberra y underground que tenía como protagonista a un Miguel Ángel Iglesias convertido sutilmente en una especie de Don Quijote emprendiendo la búsqueda imposible de su Dulcinea. Y, en uno de los giros sorprendentes en la trayectoria del director, en 1983 realiza Rocío y José, una mirada muy personal a la romería del Rocío que significará el inicio de un cambio estilístico en su cine. Salvo su participación esporádica en algunas series de televisión, este film supondrá su silencio cinematográfico durante un largo período de treinta años, al cual pondrá fin con su regreso al séptimo arte con Alegrías de Cádiz (2013). A partir de entonces, y como compensando sus tres décadas de ostracismo audiovisual, iniciará una actividad frenética en la que añadirá a su trayectoria casi treinta títulos más, destacando la trilogía dedicada a las tres edades de la mujer (Niñas –2014–, Niñas 2 –2016– y Mujeres heridas –2016–), el documental sobre el grupo Triana Todo es de color (2016), el documental Nueve Sevillas (2020), la serie de "El año de las 10 + 1 películas" realizada entre 2021 y 2022 y, ya en Argentina, la serie de "Otro año, diez más", donde ha vuelto ha encadenar otros diez títulos a lo que, de forma impensada, se está convirtiendo en una dilatada filmografía. He tenido el honor y el placer de analizar toda esta obra audiovisual en mi libro Gonzalo García-Pelayo: Rodar viviendo (2023) y, en esta revista, también pueden leer un amplio análisis del díptico formado por las películas Dos hermanas: Paula (2024) y Dos hermanas: Pilar (2024) que el director ha estrenado recientemente en el BAFICI 2024. Gonzalo García-Pelayo siempre ha hecho las películas que él ha querido y tal como ha querido hacerlas, lo cual da a todo su cine un toque de libertad, alegría y locura que hacen de él un autor absolutamente inconfundible y, prácticamente, sin que exista ninguna figura equivalente en el panorama cinematográfico mundial.

 

ENTREVISTA A GONZALO GARCÍA-PELAYO EN MOON MAGAZINE (3/11/2017)

ENTREVISTA A GONZALO GARCÍA-PELAYO Y PEDRO G. ROMERO EN CINE ARTE MAGAZINE (21/1/2021)

 

7.- Juan Pinzás

 

A la izqda., retrato de Juan Pinzás. A la dcha., fotograma de El vientre de Europa (2017)


Con una larga trayectoria iniciada como prolífico cortometrajista (Cien puntos para Julián Pintos –1982-, El tubo de rayos catódicos –1982–, Homo Hominis –1982–, Añoranzas –1983–, Carmín –1983–, Cinefilia –1983–, El rito –1983–, Gula –1983–, Hechizo –1983–, Juego decisivo –1983–, La esfera –1983–, La tercera mujer –1983–, Mujer, mujer –1983–, Muñeca de azul –1983–, Una historia gallega –1983–), el vigués Juan Pinzás (n. 1955) es ejemplo de director que ha sabido reinventarse permanentemente no dejando de iniciar nuevos caminos para que sus creaciones como cineasta no cayeran en ningún tipo de rutina, inercia o adocenamiento. Se inició en el largometraje con lo que parecía una típica comedia ochentera pero que, sutilmente, encerraba preocupaciones y ácidos dardos que solían estar ausentes en el género, La gran comedia (1986), para seguir con dos films de época, El juego de los mensajes invisibles (1992), adaptación de la novela El hijo adoptivo de Álvaro Pombo, y La leyenda de la doncella (1994), recreación de una leyenda gallega. Después, continuará con una trilogía, Érase otra vez (2000), Días de boda (2002) y El desenlace (2005), que fue realizada según los postulados del Movimiento Dogma 95 –los únicos tres títulos españoles que recibieron el correspondiente certificado desde Dinamarca acreditando que cumplían con los principios de dicha corriente, algo de lo que el realizador se siente muy orgulloso–. Tras el documental Las imágenes perdidas. La otra mirada (2010), que relata la búsqueda por parte del director de los negativos de su propia obra cinematográfica, con New York Shadows (2013) su estilo dará un nuevo giro, mucho más minimalista, reflexivo y experimental, lo cual dará origen a su propio decálogo (el "decálogo pinzasiano de cine europeo de autor") y a una nueva trilogía que muy pronto va a quedar culminada: El vientre de Europa (2017), El corazón de Europa (2022) y Los ojos de Europa. Su honestidad como creador y su afán permanente por renovarse hacen que siempre sea interesante acercarse al cine de Juan Pinzás y apreciar la enjundia y hondura que sus películas siempre encierran.


ENTREVISTA A JUAN PINZÁS EN CINE ARTE MAGAZINE SOBRE SU TRAYECTORIA (Primera parte)

ENTREVISTA A JUAN PINZÁS EN CINE ARTE MAGAZINE SOBRE SU TRAYECTORIA (Segunda parte)

ENTREVISTA A JUAN PINZÁS EN CINE ARTE MAGAZINE SOBRE EL VIENTRE DE EUROPA

 

8.- Fernando Merinero

 

A la izqda., retrato de Fernando Merinero. A la dcha., fotograma de El viaje de Penélope (2010)

 

En Cortar (2017), Fernando Merinero (n. 1958) recuerda una escena de una película suya anterior, Los hijos del viento (1995): la cámara está enfocada hacia un barrio próximo a la playa y el propio director aparece en el encuadre mirando al objetivo con gesto divertido e irónico. Cuando el cineasta revisita este momento en la mencionada Cortar explica el significado implícito de esta imagen: en cierto modo, ahí él se revela como un personaje (un director) que siente curiosidad tanto por la realidad como por el hecho cinematográfico, es decir, por la manera en que la realidad es procesada por el cine. Fernando Merinero mira a la cámara en esa escena porque querría saber qué hay escondido detrás de esa cámara, cuáles son sus mecanismos y sus secretos nunca descifrados. Toda la filmografía del director tiene esa doble faceta en la que, por un lado, hay presente un agudo e intenso toque realista pero, al mismo tiempo, la forma de filmar (en un sentido más amplio, la forma de crear –pienso en el documental Las huellas de Dylan (2006)–) tiene en todas ellas una importancia decisiva. Fernando Merinero busca siempre las máximas frescura y espontaneidad en sus películas que, o son historias agudamente realistas como Los hijos del viento (1995), La novia de Lázaro (2002) o Un millón de amigos (2007), o indagan de manera desenvuelta en el hecho creativo como Agujetas en el alma (1998), Casting (1998), El viaje de Penélope (2010) o Haz de tu vida una obra de arte (2014) hasta llegar a la trilogía de "Las 1001 Novias" en el año 2017 (formada por Alumbrar,Capturar y Cortar) en donde converge la exploración sobre el hecho cinematográfico con un argumento plenamente realista: la reflexión del director sobre sus relaciones con las mujeres de manera que las tres entregas dan la impresión de que han ido naciendo a la vez que se vivía la vida y se acumulaban vivencias, experiencias y encuentros de todo tipo. Tras una nueva película en 2019, Lluvia y ceniza (remontaje de todo el material de La novia de Lázaro desde un nuevo punto de vista), actualmente Fernando Merinero está rodando Cupido confuso, que cerraría la trilogía "Caseras e inquilinas" tras Divino tesoro y Edipo esclavo, tríptico que gira, formal y conceptualmente, en torno a la idea de FAMILIA desde el enfoque siempre personal y original del director (Divino tesoro habla del PADRE clásico, del macho alfa antiguo, y del sexo heterosexual; Edipo esclavo habla de la MADRE posesiva, y del sexo homosexual y su paternidad o maternidad; y Cupido confuso habla del HIJO, y del sexo fluido o no binario, y de la evolución del matrimonio). Con ello, queda confirmado que, como todos los cineastas de los que estamos hablando en este artículo, Fernando Merinero se trata de un loco por el cine que saca adelante su pasión por el séptimo arte contra viento y marea y sorteando cualquier obstáculo que se le pueda presentar.


ENTREVISTA A FERNANDO MERINERO EN CINE ARTE MAGAZINE SOBRE SU TRAYECTORIA (Primera parte) 

ENTREVISTA A FERNANDO MERINERO EN CINE ARTE MAGAZINE SOBRE SU TRAYECTORIA (Segunda parte)

 

9.- Andrés Duque

 

 A la izqda., retrato de Fernando Merinero. A la dcha., fotograma de Carelia: internacional con monumento (2019)


Si un espectador tiene una idea preconcebida sobre qué es un "documental", tendría que replanteársela por completo tras ver cualquiera de las películas de Andrés Duque (nacido en Caracas en 1972). Y es que, tal como me explicó en una entrevista que le realicé a principios de 2020, para él "toda imagen en movimiento, es decir, toda película, tiene un componente real, realista, como tiene un componente de ficción, de construcción, ilusorio. (...) Toda película, toda imagen en movimiento, es tanto ficción como documental". Iván Z (2004) –que recoge testimonios de Iván Zulueta filmados en su propia casa familiar en San Sebastián–, Paralelo 10 (2006), Landscapes in a truck (2006), La constelación Bartleby (2008), Color perro que huye (2010), Ensayo final para utopía (2012), Oleg y las raras artes (2016) –sobre la irrepetible figura del músico, compositor y pianista ruso Oleg Karavaychuk, que falleció en pleno rodaje del film– y Carelia: Internacional con monumento (2019) –recorrido por la parte rusa de la región de Carelia (cuya actual distribución geográfica data de 1945 al quedar dividida entre Finlandia y la URSS) que termina siendo un certero diagnóstico de la Rusia de Putin– representan desafíos altamente estimulantes para el espectador, quien tendrá que abandonar toda concepción preestablecida sobre el cine documental y enfrentarse a películas que llevan dentro de sí una carga creativa mucho más intensa y original que la que posee la mayor parte de los films de ficción que están presentes en la cartelera. Las películas de Andrés Duque son viajes espirituales (viajes físicos y viajes interiores) cuyo destino final es la contemplacion de la realidad desde una perspectiva completamente nueva y reconfigurada: la superposición de materiales audiovisuales diversos, la aparición de personajes que escapan de cualquier tipo de categoría clasificatoria, un montaje que no se preocupa por dar varios saltos mortales sin red aunque sea en el mismo film, la deslumbrante brillantez conceptual con que están construidas sus películas convierten todo el cine de Andrés Duque en una experiencia artística de primer nivel que nos lleva a los territorios que hay más allá del cine del mismo modo que un agujero negro nos llevaría a una dimensión que no tenemos la capacidad de imaginar.


ENTREVISTA A ANDRÉS DUQUE EN CINE ARTE MAGAZINE


10.- Gabriel Velázquez

 

A la izqda., retrato de Gabriel Velázquez. A la dcha., fotograma de Ártico (2014)


El salmantino Gabriel Velázquez (n. 1968), con su narrativa minimalista, llena de elipsis y elusiones, pero de un descomnal potencial expresivo, viene a reflejar en su cine la épica de los márgenes. Desde Sud Express (2005), codirigida con Chema de la Peña, pasando por Amateurs (2008), Iceberg (2011), Ártico (2014), Análisis de sangre azul (2016), codirigida con Blanca Torres, Zaniki (2018) hasta llegar a Subterranean (2020), codirigida con Manuel Matanza, demuestra, por un lado, una enorme versatilidad formal, al ser capaz de realizar films completamente diferentes entre sí en razón a su género, pero, por otro lado, también refleja una insobornable coherencia temática al moverse siempre en el ámbito de historias y personas alejadas de lo que podríamos denominar mainstream social para mostrar las vivencias de outsiders, perdedores y personajes desarraigados. Lo dicho vale para películas realista como Sud Express que retrata los momentos vitales de personas que viven en diferentes localidades situadas a lo largo de la línea férrea que une París y Lisboa, como Amateurs, en que un hombre a punto de jubilarse y una chica francesa que viene a España a buscar a su padre acaban de manera impensada apoyándose mutuamente, como Iceberg, en la que las biografías de una serie de jóvenes con vidas accidentadas terminan cruzándose como consecuencia del azar, o como Ártico, que vendría a ser un fascinante cruce entre el cine quinqui de los años 70 y 80 con el cine contemplativo de un Jaime Rosales pero también para un falso documental como Análisis de sangre azul, recreación de la hipotética aparición de un extraño personaje que ha perdido la memoria y que es hallado cerca del Monte Perdido en los Pirineos, o para films en parte ficción en parte documental como Subterranean, retrato de una pareja de músicos que abandonó a España y marchó a Estados Unidos con el sueño de triunfar allí en el mundo de la música, o Zaniki (o, al menos, así lo entiendo yo), sobre las tradiciones del campo charro de Salamanca y su transmisión a través de las distintas generaciones. Gabriel Velázquez siempre hace películas formalmente perfectas en las que no falta ni sobra ni una sola imagen y únicamente están presentes en ellas los elementos esenciales para narrar la historia que se quiere contar al espectador. 


11.- Meritxell Colell

 

A la izqda., retrato de Meritxell Colell. A la dcha., fotograma de Con el viento (2018)

 

Muy pocos cineastas logran retratar los paisajes, tanto humanos como urbanos como rurales, con tal capacidad de instrospección y extraer de ellos todo el trasfondo espiritual que encierran como la barcelonesa Meritxell Colell (n. 1983). La directora empezó realizando dos interesantísimos cortometrajes, Manuscrit a la ciutat (2007) y Arquitecturas en silencio. Diálogo entre Antoni Bonet y Le Corbusier (2014) (codirigido con Sebastián Loiseau), que exploran espacios urbanos de Buenos Aires y Barcelona, respectivamente, para acabar abordando reflexiones de mayor envergadura. A continuación, enlazamos ambos cortos para que lo comprueben.

 

Manuscrit a la ciutat (2007)

Arquitecturas en silencio (2014)

 

 

En 2018, Meritxell Colell estrenó su primer largometraje, Con el viento, el cual ganó la Biznaga de Plata a la Mejor Película Española en la Sección Zonazine del Festival de Málaga de aquel año y también participó en el Festival de Berlín. Dicha película narraba el regreso desde Buenos Aires a su localidad natal, en la provincia de Burgos, de una bailarina (interpretada por Mónica García) que recibe la noticia de que su padre está gravemente enfermo. En 2020, realizó el documental Transoceánicas, codirigido con Lucía Vassallo, en el que se retrata un intercambio de correspondencia entre dos amigas (Meritxell, en Barcelona; Lucía, en Buenos Aires) que se conocieron cuando la primera residió en Argentina y ambas deciden mantener el contacto cuando aquella decide volver a su país. Película intimista, sincera y emotiva que termina siendo un ejercicio conmovedor sobre una relación de amistad y sobre la complejidad que alberga cualquier mundo interior. Finalmente, en 2022 estrenó Dúo, también protagonizada por Mónica García que retoma la historia y el personaje de Con el viento, que vuelve a Sudamérica, a la cordillera de los Andes, con el fin de retomar un proyecto de danza que tenía con su pareja. Con su aguda sensibilidad, cualquier película de Meritxell Colell es un alimento para el alma que nos ayuda a encontrar en nuestro interior lo mejor de nosotros mismos.


ENTREVISTA A MERITXELL COLELL EN CINE ARTE MAGAZINE (2019)

ENTREVISTA A MERITXELL COLELL Y LUCÍA VASSALLO EN CINE ARTE MAGAZINE POR TRANSOCEÁNCIAS (2020) 

 

12.- Miguel Llansó

 


 A la izqda., retrato de Miguel Llansó. A la dcha., fotograma de Jesus Shows You the Highway to the Highway (2019)

 

La trayectoria del madrileño Miguel Llansó (n. 1979) es insólita tanto por los lugares en los que ha llegado a hacer cine como por el carácter de las películas que ha imaginado. Rodó Crumbs (2015) en Etiopía, eligiendo como protagonista al actor etíope Daniel Tadese, uno de los intérpretes más peculiares y poderosos que hemos podido ver en el cine en la última década, y el resultado final fue algo así como un cruce en principio imposible entre Pier Paolo Pasolini, Werner Herzog, Jean Rouch y Luis García Berlanga, que llegó a crear su propia etiqueta de género, la de "afrofuturismo". Posteriormente, filmó Jesus Shows You the Way to the Highway (2019), rodada entre Etiopía, Estonia, Letonia y España, película que casi puede ser contemplada como la realización de un episodio de la serie Black Mirror con los medios de una película de serie B en los años 70-80, y que vuelve a nacer de la convergencia de capas temáticas inauditamente contradictorias: el cómic, el cine de super-héroes, el cine de espías, el cine de ciencia-ficción, la sátira distópica, el viaje iniciático... Pero, por debajo de su excentricidad, el cine de Miguel Llansó encierra lúcidas claves reflexivas sobre el mundo actual. Tal como el director me explicó en una entrevista que le realicé en septiembre de 2019 al referirse a la consecuencias de la globalización, "de alguna manera, la gente tiene que hacer un enorme esfuerzo por integrar toda una serie de objetos y progresos, también progresos ideológicos, todo lo que llamamos progreso a fin de cuentas, objetos alien, ideas alien, en una cultura que siempre está en movimiento porque las culturas nunca están paradas. No existe algo así como la cultura etíope o la cultura española, es algo que siempre está, en mi opinión, en continua transformación y en continua transformación. Pero, claro, cuando la transformación es tan grande y llegas a la modernidad tan rápido se producen aberraciones surrealistas". Por debajo de su torrente de imágenes e iconos chocantes e irreconciliables, el cine de Miguel Llansó ilustra esa realidad llena de contradicciones en la que vivimos y que solo muestra sus fricciones si aplicamos sobre ella un perspectiva alejada de la mirada habitual, perspectiva que es la que emplea este director con plena y absoluta genialidad. En julio, el cineasta estrenará su tercer largometraje, Infinite Summer, en el Fantasia International Film Festival de Montreal. Estamos completamente seguros de que volverá a sorprendernos.


ENTREVISTA A MIGUEL LLANSÓ EN CINE ARTE MAGAZINE

RESEÑA EN CINE ARTE MAGAZINE DE JESUS SHOWS YOU THE WAY TO THE HIGHWAY

 

 

 

 

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