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En 1769, el compositor es nombrado violonchelista y compositor de la capilla musical del infante don Luis Antonio de Borbón, hermano del rey Carlos III e hijo de Felipe V y de su segunda esposa, Isabel de Farnesio. Seguirá ostentando este cargo hasta 1785, año en el que el infante fallece, al igual que su esposa Clementina, con la que había tenido seis hijos: Joaquina, Luis Marcos, José Mariano, María Teresa, Mariana e Isabel. En 1786, consiguió dos nuevos e importantes patronazgos, el del rey Federico Guillermo II de Prusia, que le nombró compositor de cámara sin la obligación de residir en Berlín (de hecho, nunca viajó a la capital alemana) y el de los condes-duque de Benavente-Osuna, para cuyo palacio de las Vistillas compuso su zarzuela Clementina. En 1787, contrae nuevo matrimonio con María Pilar Joaquina Porreti, hija del violonchelista de origen italiano Domingo Porreti. Es un momento en que sus obras, a través del editor parisiense Ignaz Pleyel, se tocaban en toda Europa. Entre 1796 y 1799, recibe encargos remunerados del marqués de Benavent. En 1797, muere el rey de Prusia Federico Guillermo y, en 1799, el duque de Osuna es nombrado embajador en Viena, perdiendo el apoyo de esos dos importantes patronazgos, lo cual se vio compensado por el hecho de que, en 1800 (y hasta 1802), Lucien Bonaparte, embajador de Francia en Madrid, le llama para dirigir sus veladas con música de cámara. Su vida personal se verá afectada por la muerte de su hija Joaquina en 1799, de sus hijas María Teresa y Mariana en 1802 y de su segunda esposa y de su hija pequeña Isabel en 1804, habiendo enfermado durante esos años, además, de tuberculosis. Luigi Boccherini fallecerá en Madrid el 28 de mayo de 1805.
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Boccherini, a lo largo de su carrera, compuso sinfonías, conciertos para violonchelo (instrumento en el que el músico era un auténtico virtuoso), sonatas, tríos, cuartetos, quintetos, sextetos y hasta la zarzuela Clementina, antes comentada, y sus obras conservan en la actualidad el mismo prestigio que ya tenía en su época, el cual, en el pasado, llevó al musicólogo italiano Giuseppe Carpani (1751-1825) a afirmar que el estilo de Mozart procedía "de Haydn y Boccherini" y, en el presente, al también estudioso Giorgio Pestelli a explicar que "Boccherini se sitúa en igualdad respecto a Haydn y Mozart por sus dotes melódicas, madurez técnica en el tratamiento del cuarteto, variedad lingüística y entusiasta apertura hacia los valores de la época". Boccherini ofrece soluciones muy personales en su música de cámara, de modo que, por ejemplo, en un género poco conocido en su época, el cuarteto de cuerdas, da a cada uno de los componentes la misma importancia y, además, resulta sorprendente su esfuerzo en lograr la independencia del violonchelo de su tradicional función de mero bajo. Desde el punto de vista de la cultura de nuestro país, es destacable que incorporara elementos melódicos y rítmicos de nuestra música popular a los géneros clásicos de la música instrumental de su tiempo. Siendo un representante genuino del neoclasicismo del siglo XVIII, hay en su música antecedentes claros del romanticismo decimonónico, de manera que, en última instancia, su obra viene a ser un eslabón o bisagra entre dos movimientos estéticos decisivos de la cultura occidental. Ello explica que Pestelli haya afirmado que "basta oír el adagio del Cuarteto en si bemol mayor op. 6, para adentrarse en el mundo de la torva tristeza del Sturm und Drang", es decir, del movimiento precursor del romanticismo alemán.
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Por todo ello, es más que relevante escuchar su Quinteto en re mayor, G 448, el cual incluye su famoso "Fandango", probablemente el pasaje más conocido de toda su obra junto a Música nocturna de las calles de Madrid. Los primeros movimientos de la pieza, "Pastorale", "Allegro maestoso" y "Grave assai", se desarrollan dentro de la ortodoxia neoclásica, contenida, sutil y mesurada, pero llega el último, el "Fandango", y la música se desboca como si hubiera sido poseída por un espíritu febril y enloquecido. Es así que esta composición tiene algo así como un aire profético o, visto de otro modo, está impregnada de una lucidez visionaria capaz de captar el espíritu de la época y de discernir en él las convulsiones que estaban a punto de avecinarse. La inclusión de las castañuelas en ese último fragmento de la obra (algo que no siempre sucede en todas las interpretaciones de la obra ya que es un tema discutido, solo en algunas de las partituras que se conservan de la composición aparece la indicación expresa castagnetes) subraya ese carácter de música arrebatada que posee la pieza y que la divide en dos, una mitad serena y equilibrada y otra mitad dominada por una extraña locura que es presagio de tiempos caóticos y turbulentos.
GRABACIÓN DEL QUINTETO EN RE MAYOR DE LUIGI BOCCHERINI INTERPRETADO POR LA BREMER BAROCKORCHESTER:
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Bibliografía utilizada:
Ruiz Tarazona, Andrés. Luigi Boccherini. Diario El País, 2004.
Inauguramos la secciòn de mùsica, una secciòn imprescindible en una revista de arte, literatura, cine y cultura en todos los órdenes. Bocherini, un clásico enamorado de España y uno de los grandes instrumentistas de violonchelo, escribió más de cien obras cuando se afincó en nuestro país, siendo la más conocida la que escribió para quinteto de cuerda, Música para las calles de Madrid. Un italiano que dio sus primeros pasos con Giacomo Puccini, pero que a finales del siglo XVIII se convirtiò en uno de nuestros mejores compositores y músicos.
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